1. Soy hijo de puta// Cap. 2


    Fecha: 13/09/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... extorsionando?
    
    Me quedo afuera mirándolos partir. Ellos se percatan de mi presencia. Me miran con ojos caninos pero no me dicen nada. A lo mejor mi cara de asesino serial los ahuyenta, porque se van.
    
    Y no sé por qué mierdas me espero allí afuera, pero lo hago. Quizá quiero asegurarme de que ella está bien, y me parece sumamente ilógico que me preocupe por alguien que ni siquiera conozco en lugar de estar buscando a la tal Amelia.
    
    Pero entonces pasan cinco minutos y la hermosa chica de piel blanca y de pelo de princesa no aparece por ningún lado. Y comienzo a preocuparme. ¿Le habrán hecho algo estos cabrones? ¡Solo fueron segundos! ¿Y si la mataron para quitarle su dinero?
    
    Mis pensamientos apocalípticos se apoderan de mí y, en un arranque de desesperación, me obligan a entrar. Y entonces la veo al fondo de los mismos. Ella está sentada sobre una mochila que llevaba consigo. Sus piernas están expuestas ante mí porque su faldita se ha enroscado hasta arriba.
    
    Y a pesar de su cuerpo, de sus hermosos pechos, grandes, llenos, majestuosos, atrapado por esa blusita de botones, lo que me llama la atención las pastillas que trae en las manos. Recuerdo a los tipos que la seguían. El dinero que contaban y ato cabos hasta sacar mis propias conclusiones. Por eso le grito desde donde estoy:
    
    —¡Hey, chica, no mames, no ingieras eso!
    
    La hermosa chiquilla levanta la vista. Me mira con miedo, luego con indignación. Frunce sus labios, tan hermosos como rojizos, y me grita con desdén:
    
    —¿A ti que te importa? ¡¿Qué mierdas haces aquí?! Este es el baño de las mujeres. Déjame en paz.
    
    La chica recoge sus piernas. Empuña sus pastillas y trata de levantarse. Veo sus ojos claros inyectados en sangre, como si hubiera llorado.
    
    —¡Ningún chico vale la pena para que te autodestruyas, mija! —le digo, con la voz más suave que puedo esbozar.
    
    —¿Chico? —se empieza a reír—. ¡No hay ningún chico! ¡Se trata de mi madre! ¡La odio! ¿Sabes? ¡La odio! ¡Ella es de lo peor!
    
    —¿Y por eso te quieres morir? —le pregunto, negando con la cabeza—. Mira, chica. Ya sé que la vida es una mierda, te lo digo yo, pero esas drogas, en lugar de calmar tu ansiedad, al final te matarán.
    
    Y yo pienso en qué desperdicio de chica. Ella tan hermosa, y tan buena de cuerpo… tratando de matarse.
    
    —¡Si tuvieras a la madre de mierda que tengo yo… no opinarías nada, entrometido! —me responde ella.
    
    Recoge su mochila. Sus enormes senos caen sobre su pecho. Ella se levanta y esos melones continúan balanceándose.
    
    —Nada justifica que te metas mamadas al cuerpo, niñita tonta. Todas las mamás son odiosas, ¿sabes?, pero no significa que debas de autodestruirte por eso.
    
    —¡Odio tener que verla todos los días! —empieza a lloriquear, y en lugar de enfadarme, siento una gran ternura por ella.
    
    Pobre niñita rica… con tanto dinero… y con tan poca felicidad.
    
    —No digas eso… —susurro.
    
    —Es porque la tuya no es como la mía —me reprocha.
    
    —Yo ni siquiera tengo, ¿sabes?
    
    La chica, ...