Años 70. Vacaciones en Alemania parte III - Relatos Eróticos

Años 70. Vacaciones en Alemania parte III

... más fácil sumarlos, claro, porque para multiplicar tienes que hacerlo con cada cifra de uno por todos los demás y eso es un rollo.

- Y si yo te dijese que existe un método para poder convertir una multiplicación de números de 7 cifras por una simple suma, ¿qué opinarías?

- Sería más fácil - me respondió.

- Los logaritmos se inventaron antiguamente, hacia el año 1615, para poder hacer cálculos de forma fácil. De esa forma pudieron acelerar cálculos y construir las catedrales góticas. Sustituyen multiplicaciones por sumas, divisiones por restas y, sobre todo raíces cubicas o mayores por divisiones. Los inventaron para simplificar cálculos y luego son muy útiles para muchas más cosas. Si encuentras el logaritmo de cada número que tienes que multiplicar, basta con sumar esos logaritmos y luego en la tabla encuentras el antilogaritmo y ya tienes el resultado de la multiplicación.

- ¿Así de fácil?

- Pues sí, mira - le dije tomando el libro de las tablas de logaritmos, un libro que se utilizaba entonces, porque aún no había calculadoras ni ordenadores - vamos a multiplicar 87654321 x 678876678. Te puedes pasar la tarde multiplicando, pero si buscamos el logaritmo de 87654321, que es 7,942773, y buscamos el de 678876678, que es 8,938458, y los sumamos, sale 16,8812313. El antilogaritmo de ese número lo localizamos en la tabla y vemos que es 5,95065 x 1016. No sacas todas las cifras, pero tienes una aproximación muy alta y además en menos de medio minuto.

- Ya entiendo. Qué sencillo parece.

- Bueno pues vamos a ver las divisiones, las potencias y las raíces cuadradas, donde solo restaremos, multiplicaremos y dividiremos los logaritmos….

Así pasamos la tarde y al final conseguí que los entendiera y que incluso, supiese hacer los problemas. Sobre las 6 su madre nos dijo que se iba a correr un rato, que estaba echando culo. En cuanto la madre cerró la puerta, Karin se tiró a por mi logaritmo.

Me dio un beso largo con lengua y yo le metí las manos por las holgadas mangas de la camiseta y le empecé a acariciar los pezones. Teníamos una media hora segura y a lo mejor algo más. Al poco se levantó y se sacó la camiseta por la cabeza. Me abrió el pantalón y me saco el pene, metiéndoselo en la boca.

- Déjame que te coma yo a ti - le propuse, ilusionado por poder comerme un coño por primera vez en mi vida.

- Nos lo hacemos los dos - contestó - venga, quítate la ropa y nos hacemos un 69. Ponte tu debajo, a mí me gusta más poder moverme libremente.

Así lo hicimos y me tumbé en la cama boca arriba. Ella me colocó el conejo a la altura de mi boca y yo me coloqué una almohada bajo la cabeza y me tiré a por él. Empecé pasándole la lengua entre sus labios menores, para poder investigar a qué sabía aquello. Me gustó el sabor. Los abrí con los dedos y pude ver cómo era aquello, unos labios pequeños que rodeaban el agujero por un lado y que luego terminaban en pico, por el otro, por donde sobresalía ligeramente el clítoris. Le metí la ...