Mi trabajo 4. - Relatos Eróticos

Mi trabajo 4.

Han pasado dos semanas desde que el dueño me hizo suya totalmente. Desde que me dijo que debía de coger a los clientes solo he masturbado a uno con mi mano, todo gracias a que me dio la oportunidad de escoger a quien satisfacer y a quien no, sino ya lo hubiera hecho con 5 hombres. A pesar de que su compra fue pequeña me pareció atractivo y le comenté sobre los servicios, pero por lo mismo de su compra pequeña solo le dije sobre masturbarlo o darle un oral y no más.

Fuimos a la parte trasera del almacén, se bajó los pantalones pero antes me dijo que quería verme las tetas mientras lo hacía así que me quite mi ropa dejando libre mi pecho. Le comencé a masturbar y justo antes de que terminara me ordenó abrir la boca para recibir con ella los disparos que saldrían de su polla.

Se mantuvo viéndome mientras tragaba su semen, con una cara seria y morbosa a la vez. Es muy excitante el ser observada de esa manera, al principio estaba preocupada por que me preguntara sobre mi edad, la realidad es que no sabría que decirle ya que soy menor y estoy vendiendo mi cuerpo porque alguien al que siento que le pertenezco me lo ordenó. Volviendo al acto, definitivamente prefiero sentir el semen dentro o sobre mi culo, el sabor no es bueno pero tampoco me disgustó para ser sinceros, aunque su textura es un poco extraña.

El lunes vino una familia, un señor muy maduro y atractivo, con su esposa e hijo pequeño, desde que lo vi deseé ser follada por él así que discretamente le coquetee para no meterlo en problemas, mientras les mostraba los muebles trataba de acercarle mi trasero a su mano o pegarlo a su pierna, cada que su esposa se volteaba para atender a su hijo me tomaba más libertad para mostrarle mi cuerpo.

Antes de enseñarle a la esposa los muebles que teníamos para los niños me subía la falda lo suficiente para que se me viera solo un poco de mi culo, era la mejor manera que pensé en ese momento para llamar su atención y aunque me apenaba lo que estaba haciendo pues es un hombre casado pero la verdad no perdía nada experimentado con la situación.

Al regresar con él, me acomodaba la falda para que su esposa no notara algo distinto.

Después de un rato comprendió bien la situación, al mostrarles el demás catalogo paseaba su mano por mi cintura, tocaba ligeramente mi trasero aunque no se atrevió a hacerlo por completo, su esposa poco sospechaba. Me sorprendió lo bien que lo estaba haciendo al ser la primera vez que me insinuaba a alguien de estaba manera y me excitaba al pensar que era algo prohibido y peligroso por la cercanía de la gente.

La mayoría de veces que los clientes me tocan pasan atrás de la barra donde hago el cobro para seguir haciéndolo o me abrazan por la espalda para después masturbarse con mi trasero, claramente él no lo iba a hacer, era muy arriesgado e imprudente de su parte.

Estaba apunto de cerrar la venta, necesitaba solo un momento para darle la tarjeta de "los servicios exclusivos" al señor pero no tenía el momento, ...