1. Al viejo de don Margarito le gustan jóvenes


    Fecha: 08/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... pantalón como para presumir que aún se le paraba, como demostrando que no era ningún viejo chocho.
    
    Aquel lujurioso no dejaba de contemplarle las nalgas sin que ella lo notara. “Un día ahí mismo te la encajo, vas a ver”, decía mirándole el culo a la muchacha estando yo presente. Luego me confiaba lo que le haría a aquella nomás pudiera: “Uno de estos días la llamo a mi privado y ahí mismo me la chingo, vas a ver. A mano abierta me voy a apoderar de esas deliciosas nalgas”.
    
    Según él le enrollaría la faldita en la cintura y se atascaría tocando sus suculentas carnes para después meter su cara entre aquellas mejillas que le servían de asentaderas a la joven.
    
    “¿De quién son estas nalgas mi alma?, le diré y ella me va a responder: son tuyas Margarito —me advertía el Don—. Luego le meteré la lengua en la raya hasta llegarle a la jugosa raja de adelante.
    
    En seguida le abriré la blusa, sacando sus dos tetas al aire y me amamantaré de ellas; le chuparé cada uno de sus pezones oscuros con tal succión que le causaré dolor a la muchacha, pero le va a gustar, te lo aseguro” —me indicaba como queriendo enfatizar su fuerza de macho.
    
    Sus propósitos no terminaban ahí, claro. Ya que se la imaginaba echada en el piso por propia iniciativa de la muchacha y así, totalmente encuerada, ella misma se le ofrendaría bien abierta de piernas, al máximo, para rogarle que él le diera una rica chupada a la pelambrera y la raja en medio de esta.
    
    “Ahí te voy cabrona, así le diré cuando le meta mi vergota, vas a ver, se la obligaré a tragar”.
    
    Parecía casi venirse el viejo de sólo pensarlo. De hecho hasta puedo jurar que lo vi menearse en movimientos copulares mientras me lo contaba. Pinche viejo libidinoso. Viéndolo así era evidente que un día el viejo cabrón se le iría sobres a la pobre chamaca.
    
    —Sabes Mari Paz, cada día te pones más chula —le dijo un día don Margarito como lanzándose por fin a su joven empleada.
    
    —Ah, gracias don Margarito —respondió ella cortésmente. Tomando aquello como un sano halago, sin darse cuenta de las malas intenciones de su patrón.
    
    —De verdad lo digo muchacha. Estás preciosa.
    
    La otra se sonrojó pero ya no dijo nada en respuesta. Era notorio que se sentía incómoda. Yo lo noté, hasta estuve tentado a intervenir pero al fin no tuve que hacerlo.
    
    —Y yo ¿qué te parezco? ¿No dirás que soy mal parecido, o sí? —inquirió el veterano.
    
    —Usted... no, claro, es bien parecido —dijo sonriendo la muchacha, no queriendo ser descortés con su patrón.
    
    —¿De verdad? ¿Te soy agradable?
    
    —Sí, de hecho me recuerda a un hombre que quise mucho, hace varios años ya.
    
    —¿Sí? —dijo aquél, ansioso—. ¿Y quién era aquél afortunado?
    
    —Mi abuelo. Mi abuelito que en paz descanse. Se parece mucho a él —dijo.
    
    Casi se me sale la carcajada. Eso era lo peor para Margarito, mejor le hubiese mentado la madre. Con dificultad encubrí mi reacción pues no quería problemas con el Don.
    
    Jijo, esa no se la perdonó. Antes de que acabara la semana la ...
«1234...7»