1. Recuerdos de adolescencia (Memorias. Capítulo I)


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: Marcos Romero, Fuente: TodoRelatos

    ... posible que si ellas no hubiesen danzado por casa mi tía en camisón fino que transparentaba sus carnes, mi prima en camiseta ajustada sin sujetador y un pantalón de deporte, yo no hubiese encendido mi mente y otras partes de mi cuerpo. También mi adolescencia ayudó, porque me empalmaba con poco y trataba de que no descubriesen mis erecciones visibles abultando el pantalón.
    
    Lo que más me gustaba de María era su pelo rizado castaño, su sonrisa picarona y la facilidad que tenía para hacer conmigo lo que quería, bobalicón de mí en cuanto me pedía alguna tarea yo iba como perrito faldero detrás de ella, sin darme cuenta que mi sexo me dirigia desde la cabeza inferior, la superior olvidada. Me dirigía por ese cuerpo joven que olía de maravilla y su pecho abultado que me hacía babear. Se había vuelto descarada haciéndola más deseable todavía.
    
    En contraste, mi tía Marisa mostraba un contorno de madura y madre, con algo de tripita sin resultar feo, pechos llenos y grandes y curvas en la cintura, podríamos decir que voluptuosa en su figura.
    
    En este estado, si no era la hija era la madre la que me tenía acalorado y notaba constantemente ganas de tocarme y calmar mi sexo.
    
    Una mañana al regresar de la academia encontré a mi tía ocupando el cuarto de baño, la puerta entreabierta. Mi prima no estaba y yo sentí la tentación de echar una ojeada, como de pasada. Mi tía estaba desnuda dándose crema, una de las piernas apoyada en la bañera, sus tetas gordas colgando al aire y la mata de pelo de su pubis visible, no era rubio, me llamó la atención lo oscuro y rizado de su vello. Ni que decir que mi polla reaccionó de forma automática y casi noté como alguna gota de semen manchó el pantalón.
    
    En cuanto vi que se cambiaba de posición me marché a mi cuarto y cerré la puerta, bajé mis pantalones y empecé a pajearme pensando en la escena que acababa de presenciar.
    
    Estaba a punto de correrme cuando mi tía llamó a la puerta:
    
    Marcos, ¿estás ahí, ya has llegado?
    
    Casi no tuve tiempo de pillar la sábana y sentarme en la cama, cubriendo mi polla a punto de explotar cuando ella abrió la puerta, vestida con una bata mal cerrada.
    
    Hola Marcos, no sabía que habías llegado. Como no has dicho nada.
    
    Si, es que vine a dejar los libros.
    
    ¿Y estás bien, cariño?
    
    Debía estar rojo del calentón. Me fijé que ella sonreía mientras me miraba y se acercaba.
    
    A ver, no tienes nada que ocultar, te he visto cómo me mirabas cuando yo estaba en el baño, que te pasa, a ver, déjame.
    
    Retiró la sábana y mi polla como un resorte saltó con la punta mirándola, desafiante..
    
    Noté como me agarraba la polla despacio pero con firmeza, mientras se abría ligeramente la bata para enseñarme sus tetas, los pezones en punta, grandes, rosados y no pude más, mi leche saltó en chorro sorprendiéndonos, y llegando hasta sus tetas, su bata, descargando con la fuerza de la juventud.
    
    Ella movió ligeramente la mano a lo largo de mi polla para ayudar a vaciar el contenido y en el ...