1. Rechacé su petición, pero me comí su panochón


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    Creo que, las mujeres al igual que los hombres somos muy parecidos o, como dice una de mis amigas: Para cada hombre hay una mujer como él. Digo esto porque creo que a todos nos gusta lo prohibido, todos fantaseamos; unos tomamos los riesgos y nos lanzamos, aunque muchos se abstienen, pero en sí, las mujeres al igual que los hombres desnudamos a esa persona que nos gusta en la calle y la mayoría de las veces les hacemos el amor o como decimos en términos mundanos: le damos una buena follada. Muchas veces antes de haber cruzado una palabra con esa persona. La mente es fantástica y muchos solo se quedan con la imaginación, pero Giselle Angélica al igual que yo, somos de esos que usan cualquier recurso para que no solo se quede en una fantasía y esa cogida que pensamos, se vuelva una realidad.
    
    Estaba vacacionando en Cancún México, donde tengo una casa a unos cuantos kilómetros de la zona hotelera. Regularmente me quedo los meses de enero y febrero, evadiendo en algo ese frío de invierno donde resido oficialmente. A unas pocas cuadras me queda un centro comercial donde hay uno de esos café de renombre mundial y de vez en cuando voy por las mañanas, pues una persona como yo siempre está al acecho de alguna bonita chica. Me siento a esperar mi café y esta mañana no está muy conglomerado como otros días, pero si veo algunos cuantos prospectos de rostros bonitos y curvas de mucho cuidado. Estaba concentrado en una chica en particular, la cual llevaba un vestido rojo, de cabello rubio y de muy linda sonrisa. Mostraba en algo sus bonitas piernas alargadas y no sé si me pilló disfrutando de su belleza, pues me miró y me dio una sonrisa y justo estaba empezando en removerle ese vestido en mi imaginación cuando de repente del otro lado de mi mesa se acerca esta otra chica a quien había también contemplado segundos antes, pero me había atrapado la chica del vestido rojo. Volteo y me dice:
    
    - ¡Hola! ¿Cómo se llama?
    
    - Antonio. -le dije.
    
    - Mi nombre es Giselle Angélica, mucho gusto de conocerlo. Mire, le voy a dejar mi tarjeta de presentación, y cuando tenga un tiempito para mi… llámeme.
    
    No dijo más en ese momento y salió dejándome un perfume rico y una vista de unas bonitas caderas que se movían sensualmente en un vestido azul marino y cuya falda es muy corta que te dejaba ver unas bonitas y alargadas piernas. Tenía un rostro agradable y un cuerpo con un poquito más de carne comparado a la rubia que ya había empezado a desvestir en mi imaginación. Obvio… mi imaginación se fue detrás de Giselle Angélica, pues de la manera que me abordó y cómo se presentó, lo primero que pensé que se trataba de una puta de la alta clase, pero viendo su tarjeta vi que tenía un título de gerencia en una constructora. Se subió a un carro alemán de lujo y me hizo una señal de adiós y otra con la que me decía que la llamara.
    
    En México y especialmente en Cancún con mucho turismo, pues uno no debe de fiarse de nadie. En cualquier momento uno puede ser sorprendido y aquí ...
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