1. Mi hermana gemela


    Fecha: 06/09/2024, Categorías: Incesto Autor: JESUS, Fuente: TodoRelatos

    ... madre decía que cada día era peor con nosotros, que cuando no creábamos un problema uno lo hacía el otro. La respuesta de mi padre fue que no se acercara demasiado a las sábanas si no llevaba las bragas bien subidas, no se fuera a quedar embarazada. Había tenido mi primera polución nocturna.
    
    Aquella fue toda una revelación para nosotros. De pronto los dos nos habíamos convertido en adultos y empezamos a enumerar como esos cambios podían influir en nuestras vidas. Por lo pronto ya podíamos ser papas, dijo Manoli. Y nos echamos a reír.
    
    Pero algo más cambió en nosotros. Las intenciones de nuestros juegos empezaron ser distintas. Cada vez que me enseñaba el sexo o se lo tocaba me excitaba y a ella le pasaba lo mismo si la tocaba o me tocaba. Y claro, llegó el momento que ambos casi inconscientemente deseamos que ocurriera.
    
    Con la ayuda de mi madre, Manoli se había rasurado el velo del pubis que sobresalía del bañador en las ingles para ir a la piscina. Cuando me lo enseño, acaricié la zona para comprobar la suavidad y me pidió por favor que siguiera tocándola, pero por el centro. Se puso tensa y muy nerviosa cuando tuvo un orgasmo. El primero de su vida.
    
    Tardo un buen rato en recuperarse y al hacerlo me dijo que era lo más maravilloso que había sentido en su vida. Tanto que estaba deseando volver a sentirlo. Al escucharla deslicé la mano entre sus piernas y nada más tocarla el sexo me la retiró, como si le diera calambre. Me dijo que lo tenía tan sensible que no soportaba más caricias. Ambos sabíamos lo que había pasado.
    
    Me quedé con cierta envidia, la verdad. Ya me había despertado alguna noche al tener poluciones nocturnas con el regustillo que te queda después de eyacular, pero estaba seguro que no era lo mismo estar completamente despierto y consciente al hacerlo. Y se lo comenté a mi hermana, como siempre hacíamos y seguimos haciendo los dos.
    
    Yo estaba eufórico por lo que la había hecho sentir y me sentía participe de su placer. Me había empalmado al tocarla el sexo y se me puso tan dura que casi me dolía. Me la saqué buscando alivio y ella, al vérmela, empezó a acariciármela. Esta vez fui yo el que le dijo que siguiera y que deslizara la mano hacia arriba y hacia abajo y al mismo tiempo me la apretara.
    
    Me empezó a escocer el prepucio y a tensarse la piel que lo rodeaba. Manoli, al verme la cara congestionada, agitaba el miembro con más vigor y yo me revolvía pidiéndole por favor que me lo hiciera más rápido. Agité le cuerpo descontroladamente al eyacular. La corrida salió disparada por todos lados y nos pringamos los dos. Una vez relajados nos echamos a reír como los críos que éramos. Nuestra sexualidad se había despertado completamente.
    
    En los días siguientes buscamos constantemente la oportunidad de quedarnos a solas para practicar lo que llamamos nuestro juego favorito. Suerte que como ambos estábamos en la misma clase, siempre podíamos decir que íbamos a estudiar juntos y podíamos cerrar la puerta de la habitación ...
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