1. Con mi ex en su casamiento


    Fecha: 26/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DAMECANDELA, Fuente: CuentoRelatos

    ... sabía. Sólo me di cuenta por su cara que había algún tipo de problema cerca.
    
    Inmediatamente me hizo un gesto para que no dijera nada comprometedor, y en un movimiento un poco ninja, me tomó suavemente de la muñeca y me arrastró hacia el cubículo más cercano, cerrando la puerta con delicadeza.
    
    Tratamos de ahogar la risa como dos adolescentes haciendo alguna travesura, aunque en realidad no habíamos estado haciendo nada malo. Éramos sólo una mujer con un inconveniente y su amigo dándole una mano. Quizás era raro que el ayudante fuera el recién casado, pero eso podría haber sido casualidad.
    
    El cubículo en el que entramos, por suerte, estaba muy limpio. Era pequeño, por lo que estábamos bastante cerca. Esperaba que nadie se fijara por debajo de la puerta si estaba ocupado, porque sería mucho más comprometedor que el novio estuviera escondido con una invitada, a que estuviera ayudándola con un cierre.
    
    De cualquier manera, debo admitir que me gustaba ese momento de complicidad en su propia fiesta. Me gustaba que estuviera allí conmigo cuando podría haber estado bailando o comiendo con sus seres queridos. Lo estarían buscando? Muchos pensamientos se me cruzaban por la cabeza.
    
    –Son mi suegra y mi cuñada –me dijo al oído– y son muy, muy, muy jodidas.
    
    –Quién diría que en tu casamiento íbamos a terminar acá escondidos, no?
    
    Se rio sin sonido mientras se escuchaba como las dos mujeres se lavaban las manos y salían hacia la fiesta nuevamente.
    
    –Sobrevivimos exitosamente. No te estarán buscando?
    
    –Espero que no. Es raro si me quiero quedar acá un ratito más?
    
    –Sí, un poco raro es. –le dije y se rio.
    
    Todavía hablábamos susurrando. Lo miré fijo a los ojos pensando en que lo único que quería era besarlo. Como si me hubiera leído la mente, o como si nuestros pensamientos estuvieran clonados, llevó cariñosamente su mano enorme (siempre me habían encantado sus manos grandes) a mi cuello, y se acercó en cámara lenta, como si estuviera midiendo mi reacción. Cuando su boca estaba a mitad de camino de la mía, acorté el trayecto y junté mis labios con los suyos. Nos besamos lentamente y apasionadamente. Quería sentir su lengua tibia en la mía toda la vida. El gusto a fernet de su boca y el gusto a gin-tonic de la mía se fusionaban formando un sabor extraño.
    
    Cómo ese hombre que me volvía loca podía estar casado con una mujer que no era yo? Quizás porque yo no hubiera elegido casarme o tener hijos. O quizás porque estábamos destinados a un vínculo de ternura y pasión eterno, sin compromisos, títulos ni ataduras. Sólo complicidad y entendimiento absolutos.
    
    Interrumpí el beso sólo para mirarlo y tratar de descifrar qué pensaba. Quizás también para inmortalizar cada detalle de ese instante en mi mente. Me miró un segundo y me agarró con determinación de la cintura llevándome hacia su cuerpo.
    
    –No quiero parecer un gil, pero te quiero decir algo.
    
    –Si vas a hablar que sea por algo que valga la pena –le dije con mis labios rozando los ...
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