1. Cómo disfruté al novio de mi hija (3)


    Fecha: 06/09/2024, Categorías: Infidelidad Autor: MarianaV42, Fuente: CuentoRelatos

    ... roja y húmeda.
    
    -No, es que... estuvo muy rico, amor -Me llevé una mano a mi labia vaginal y la abrí, mostrándole mi rosa roja a Caleb, pero hasta eso me dolió un poco y un espasmo me hizo estirarme de golpe sobre la cama.
    
    -No, mejor le paramos, creo que sí te hice daño.
    
    -No te asustes, llevaba años sin hacer esto... y lo tienes muy grande, dame un minuto.
    
    Caleb claramente estaba asustado, su mirada de preocupación y sus caricias en mis pantorrillas me mataron de ternura, no podía dejar las cosas así. No voy a mentir, en ese momento no pensaba en darle placer por pura voluntad propia, quería demostrarme a mí misma mejor que Karolina, que podía provocar un orgasmo sin necesidad de lamerle el culo a mi hombre, pero hubo algo en su mirada, en la manera en la que me acarició y lo preocupado que parecía que me hicieron quererlo para mí sola en ese momento.
    
    -No me miras así, Caleb, por favor, ven y dame un beso.
    
    Él se acercó a mí y se acostó a mi lado, me tomó del lado derecho de mi cadera y me ayudo a ponerme de costado frente a él. Lo miré fijamente y él me desvió la mirada. Lo agarré de una oreja y lo obligué a verme.
    
    -En serio, hijo, no me lastimaste -Le dije ya un poco más calmada antes de robarle un beso.
    
    Él me tomó de las sienes y ambos cerramos los ojos, beso de enamorados, tan cálido y cargado de paz y amor que hasta me relajé un poco. Caleb fue el que cortó el beso y en seguida dirigió su cabeza a mi pecho, no para nada erótico, simplemente reposó su cabeza entre mis pechos un momento.
    
    -De verdad, perdón si te hice daño, aunque sea un poco, Mariana.
    
    -Deja de disculparte, Caleb. Por favor, me sorprendiste un poco, eso es todo.
    
    -¿De verdad estás bien?
    
    -De verdad, si me hicieras daño, te lo diría.
    
    Sacó su cabeza de entre mis pechos y fue entonces que tuve línea de visión directa con su pene, estaba empezando a perder la rigidez y a ponerse flácido. No podía permitirlo.
    
    Le agarré las pelotas con fuerza y empecé a masajearlas, un truco que aprendí cuando era jovencita.
    
    -Vamos a estar aquí hasta que se te vacíen -Le dije. Y la mirada que Caleb me echó podría definirse como pura excitación.
    
    Se acostó boca arriba y me invitó a montarlo.
    
    -Tú dirígenos, ten el control -Me dijo mientras yo terminaba de erectar su verga.
    
    -Ok, bebé -Le dije antes de darle un beso en su pezón derecho.
    
    Una vez estuvo tan duro como antes, me subí encima de él, primero haciendo cuclillas y después dirigiendo su pene a mí interior con la mano, él me puso las manos en las caderas y después en las nalgas, ayudándome a mantenerme con las piernas flexionada sin tanta dificultad. Para mi sorpresa, su pene se deslizó dentro, dolía un chingo, pero no como antes. Tenía que esforzarme para no llorar y gritar, pero claramente Caleb lo estaba disfrutando, quitó su mano izquierda de mis nalgas y empezó a pellizcar mi seno derecho. Nuestras miradas fijas el uno en el otro, nuestros cuerpos bien compatibles. Estaríamos así unos cinco ...
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