Un futuro prometedor - Relatos Eróticos

Un futuro prometedor

... suya con la clara indicación de que Simón la ocupase.

- Bienvenido. – Comentaron los demás igualmente sonrientes.

Por su comportamiento y autoridad, la mujer más mayor parecía ser algún cargo importante en la productora. Al tiempo que Simón tomaba asiento en la silla que ella le había indicado, continuó hablando.

- Simón, yo soy Rosa, la directora de Informativos. Estamos todos realmente impresionados con tus resultados en los test de aptitud del proceso de selección y estamos muy orgullosos de que nos hayas elegido para trabajar con nosotros.

Al oír esas palabras Simón esbozó una sonrisa a medio camino entre orgullo y satisfacción.

- Te presento al resto del equipo con el que vas a trabajar. Lorenzo es el jefe de redacción. Él te supervisará y asignará un redactor senior para que te acompañe como mentor en tus primeros meses en el puesto.

Lorenzo inclinó levemente la cabeza como una pequeña reverencia a modo de confirmación.

- Ana y Esteban son los redactores principales y presentadores de los informativos. Tendrás que revisar con ellos el contenido de los guiones antes de salir al aire.

Ambos saludaron alegremente. Simón echó un vistazo a todos y les dio un apretón de manos a cada uno, hasta que llegó a Ana, quien clavó sus enormes ojos negros en los de él haciendo que un escalofrío le recorriera la espalda. Realmente era una mujer de una belleza impresionante a la que Simón no estaba acostumbrado. Le pilló desprevenido, con la guardia baja y de repente toda su seguridad se esfumó y se puso realmente nervioso.

La reunión no duró mucho, apenas veinte minutos en los que todos comentaron sus diferentes roles con Simón dentro de la redacción y Simón presentó sus competencias y aptitudes ante ellos. Finalmente, Lorenzo acompañó a Simón hasta su mesa y le presentó al resto de redactores del equipo.

Simón saludó a unos y a otras. Estrechó muchas manos y mientras lo hacía, vio a Ana salir junto a Rosa de la sala 5. Se alejó en dirección contraria a donde él estaba, lo que le dio la oportunidad de escrutar todo su cuerpo desde su sedoso y largo pelo negro hasta esos taconazos de 12 centímetros. ¡Caray! En la sala no pudo sostenerle la mirada ni dos segundos y ahora podía comprobar sin sentirse intimidado la increíble hembra que es.

Se tuvo que sentar inmediatamente en su mesa para ocultar su incipiente erección. Prácticamente ya se la había imaginado en todas las posiciones posibles. Uno es muy profesional, pero es humano y las reacciones físicas en momentos emocionalmente intensos, pueden ser incontrolables.

Para disimular lo que le estaba pasando, se dedicó a examinar el contenido de la bolsa de tela con el logotipo de la productora que Melisa le ha entregado a toda prisa en la recepción un rato antes. Uno a uno los fue sacando de la bolsa y dejando ordenadamente sobre la mesa.

Un set de bolígrafos

Una taza con la inscripción “Verdad y Responsabilidad”

Un pendrive

Un lanyard

Una carpeta con numerosos ...