1. La dicotomía del si y del no en nuestra relación


    Fecha: 05/09/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... pensar, simplemente te encomiendas a los dioses y lo sueltas, incluso sin encomendarme a dioses ni a nada, lo sueltas y una vez soltado te das cuenta de lo que has hecho y solo piensas en “tierra trágame”, pues eso me ocurría a mí en esos momentos, allí delante de la puerta acristalada de mi habitación semidesnuda con un hombre al que amaba detrás de mí mirándome incrédulo. Pero gracias a Zeus, Afrodita y tantos dioses a los que rece en esa milésima de segundo, te agachaste un poco cogiéndome de las piernas con un brazo y sujetando mi espalda con el otro y me levantaste, mirándome sin decirme nada, sonríes, me besas en los labios y de tres pasos te plantas al borde de la cama soltándome suavemente sobre ella.
    
    Me senté cruzando mis piernas como si fuera hacer yoga en medio de la cama mirándote aun con algo de vergüenza por haberte soltado aquella perorata en medio de una escena tan erótica como la que estábamos teniendo, te miraba excitada quitarte la camisa, luego el pantalón y luego mirándome fijamente te quitas los calzoncillos liberando aquella tremenda herramienta que había crecido entre tus piernas y que yo deseaba tanto, en esos momentos notaba una vez más como las mariposas crecían en mi vientre, notaba como mi tanga se había humedecido, note la presión de tus rodillas al subirte al colchón, de rodillas en la cama avanzabas despacio hacia mí y te sentaste con las piernas abiertas, tus manos desataron el nudo de las mías y me acercaste a ti abriendo y subiendo mis piernas sobre tus muslos, podía sentir los pequeños golpes de tu pene en mi vientre por encima de la tele de mi tanga, ni una palabra, como si no me hubieras escuchado, continuaste con tus caricias acercándote a mí y besándome en los labios a la vez que con la maestría que le caracterizaba me quitabas el sujetador tapando mis pechos con la palma de tus manos, no tarde en llenar las mías con tu pene y como si fuéramos dos alfareros moldeábamos nuestros cuerpos en un torno que giraba, pero no giraba, tú me hacías a mí y yo a ti.
    
    Nuestros ojos en ningún momento se apartaron, no dejamos de mirarnos, al igual que nuestros labios que se devoraban continuamente sacando a bailar las lenguas que se saboreaban y saciaban el uno al otro, tus manos tornean mis pechos esculpiendo el contorno de los mismos, de mis areolas y mis pezones hinchados haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Mis manos moldean tu pene de arriba abajo, llenando la palma de mi mano con tu glande y la otra sujetando tus testículos, apretándolos suavemente y nuestras miradas seguían sin separarse, haciéndose el amor.
    
    Notaba en mi interior un mar de fluidos, estaba tan excitada que necesitaba que dieras un paso más, pero estabas abstraído con mis masajes en su pene, con nuestros besos y con mis pechos que como si se te fueran a escapar no los soltabas y apretabas saboreando mis pezones con tu lengua, así que tome la iniciativa y acerque tu pene a la entrada de mi vagina tapada por la tela mojada de mi tanga, aparte ...
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