1. La dicotomía del si y del no en nuestra relación


    Fecha: 05/09/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... cegadoras del ascensor nos iluminaban abrazados, besándonos, tu cuerpo se pegaba al mío, podía sentir el bulto de tu pantalón frotándose contra mi vestido, empujándome hacia las paredes del ascensor y soportando en mi espalda desnuda el frío cristal del espejo, tus manos esculpen el contorno de mi figura con tu mano derecha colándose por la abertura lateral de mi vestido, acariciando mi tanga y apretando mi vulva, tus labios humedecen mis hombros desnudos y frente a mí me descubro en el espejo mordiéndome el labio inferior color carmín deseando que no pararas.
    
    El clic del cierre de las puertas sonó dos veces antes de que saliéramos y que encendiéramos que nos iban iluminando a cada paso, a cada parada restregando nuestros cuerpos por las paredes, mis labios dejaban en tu piel la huella de mis labios hasta que de mi bolso diminuto busco con ansia las llaves de mi casa y una vez en mi mano penetro con ella la cerradura de mi puerta para abrirla, pensando que eso mismo quería que tú hicieras conmigo, abrir la puerta de mi cuerpo penetrando con su llave mi cerradura, una cerradura que está en estos momentos debidamente engrasada para que la pudieras meter sin problema de atasco y, sin embargo, algo saltó en mi cabeza, un clic, como el sonido del ascensor al cerrar la puerta, un clic que dejó salir de mi boca las primeras palabras que te dije desde que nos dejó el Uber en la puerta de mi casa.
    
    —Carlos, espera…
    
    —Dime Moni, que pasa.
    
    —Carlos, para un momento… quiero decirte…
    
    Carlos seguía llenando de besos mi cuello y mis labios, a duras penas avanzaba mientras que las caricias eran más exageradas, con más intensidad, sintiendo como tu mano por debajo de mi falda apartaba a un lado la tela de mi tanga con tus dedos, los primeros jadeos, los primeros gemidos hicieron que tirara el bolso en el suelo de cualquier pasillo de camino a mi habitación cuando mis brazos te rodearon por el cuello buscando su boca y uniendo mi lengua dentro de ti. Tan solo unos faroles de la terraza encendidos y la poca luz de la luna que entraba por la puerta acristalada evitaban una total oscuridad en la habitación que vivía en la penumbra y mostraba una escena tórrida e íntima, me veía reflejada en el cristal de la puerta, los dos besándonos, alimentando con pasión las ganas que teníamos el uno del otro, nuestros cuerpos unidos sin que hubiera grieta alguna entre ellos, salvo por la separación de la ropa que llevábamos y que hacía de barrera con nuestra piel y una vez más… ese clic en mi cabeza que me hizo parar, y que me diera la vuelta dándote la espalda de cara a la puerta acristalada mirando a la oscura noche.
    
    —Para… Carlos para…
    
    Y tú no parabas, mi perfume te atraía, el olor de mi sexo despertaba en ti las más bajas pasiones, mi piel era miel para tus labios y el reflejo del cristal me enseñaba donde yo era un mero juguete entre tus manos, un juguete que dibujaba el placer en su cara, mi vestido rojo aun con las dos tiras que lo sujetaban sobre mis ...
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