1. La dicotomía del si y del no en nuestra relación


    Fecha: 05/09/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... hombros y detrás de mí...tú, saboreando mi cuello y agarrando y apretando con firmeza mis pechos con tus manos por encima del vestido y no dejabas de pronunciar mi nombre.
    
    —Moni, Moni…
    
    Y no paraste… y yo no quise decir nada, me había contagiado de esa pasión que atesorabas, que envolvía mi cuerpo de besos y caricias, los pensamientos de mi cabeza volvieron a meterse en un cajón olvidado, los dos deseábamos que aquella escena se convirtiera en algo más, en algo donde la ropa ya sobrara, donde las miradas dijeran si quiero y que me hicieras tuya una vez más.
    
    Nuestras miradas se encontraron en el reflejo del cristal, me mirabas fijamente a la vez que tus manos acariciaban mis brazos de arriba abajo casi sin rozarme, mi piel se erizaba al paso de las yemas de tus dedos que no paraban de subir y bajar, solo me mirabas a través del cristal y yo me fijaba como bajabas la cremallera de mi vestido por un lateral dejando la piel del mi costado desnuda, luego con tus manos en mis hombros ibas desplazando los pequeños tirantes hasta que cayeron por mis brazos, me sentía paralizada por tus caricias y tus besos, inmóvil, no conseguía decir ni hacer nada, solo observaba como poco a poco me ibas desnudando, como despacio tirabas de mi vestido hacia abajo hasta que este cayó al suelo rodeando mis zapatos de tacón y otra vez tus manos… otra vez tus dedos bajaban y subían haciendo surcos en mi piel casi sin rozarme, tatuándome con las yemas de tus dedos y marcando un territorio que ya te pertenecía mientras tus labios humedecían mis hombros y antes de que cerrara los ojos veía el reflejo inmóvil de mi cuerpo en el cristal como el de una muñeca que lleva tan solo un sujetador negro de encaje, un tanga a juego y las medias de liga del mismo color que subían hasta cubrir los muslos, una muñeca que se alzaba sobre unos zapatos de tacón de 7 centímetros y rodeándolos un vestido rojo arremolinado sobre ellos.
    
    Quizás el verme allí delante del cristal y a pesar de sentirte detrás de mí besándome y acariciando mi cuerpo, quizás el verme allí…en la misma postura y con la misma ropa sobre mi cuerpo, volvía a sacar del cajón olvidado todo lo que te quería decir, volví a verme como me entrenaba delante del espejo para decirle todo lo que sentía y empecé a recordar como recitaba la carta delante del espejo que te había escrito no hacía ni dos días atrás, pero que nunca te llegué a enviar y que decía.
    
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    Carlos, a veces estoy sinceramente desconcertada contigo. En realidad, hace ya más de un año que vivo este desconcierto.
    
    Desconozco las razones o los motivos que te llevaron y te llevan a generarme tantos signos de interrogación.
    
    Por lo general, concluyo que todo se debe a un cúmulo de casualidades… pero ¿existen tales? Pregunto.
    
    Cuando la razón se separa de la intuición, si es que alguna vez van juntas, en mi caso desde luego que no, surge esta dicotomía: casualidades si, casualidades no; casualidades no causalidades sí.
    
    ¿Es un juego? ¿Nació al azar, ...
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