Kepa y Kike - Relatos Eróticos

Kepa y Kike

... dijo que el sábado iba a volver a Miarritze con la esperanza de volver a encontrarse con Kike. Ella le dijo que ojala tuviese suerte, pero que la cosa se le antojaba tan difícil como encontrar una aguja en un pajar. Follaron con pasión, como si fuese la primera vez y Mari Jose le dijo en un momento determinado tomándole el pelo: “si os pillo a los dos juntos, os doy p´al pelo”.

Por la mañana del viernes, cuando se despidieron, le dijo en tono más serio: “que tengas suerte, pero cuídate y no hagas tonterías”.

Faltaban 10 minutos para las 18,00 horas de la tarde del sábado 21 de septiembre cuando Kepa llegó al cine de Miarritze. Estaba nervioso y dudaba si entrar ya o esperar un poco. A las 18,00 horas en punto, entró a la sala que ya estaba en una suave penumbra. Echó un vistazo genérico y comprobó que la cosa estaba más o menos como el sábado anterior. Se sentó en la fila 7 butaca 7. Ni se enteró del título de la película, solamente que el tema iba de tríos.

Eran las 18,10 horas y el personal ya se había “reorganizado”. Incluso la mujer de la butaca 3, volvió a ocuparla.

Unas manos taparon los ojos de Kepa y poco a poco fueron bajando hasta sus hombros. Volvió la cabeza y comprobó que era Kike quien le acariciaba. Sin mediar palabra, se levantó, pasó a la fila 8 y se fundieron en un abrazo. Kike le dijo que le había visto entrar y que esperó “tanto tiempo” para darle más emoción al encuentro. Le dijo que saliesen a la calle, que le tenía preparada una sorpresa. Había reservado una habitación en un hotel de las cercanías y le propuso que fuesen a pasar la tarde allí. Kepa, que estaba feliz y contento y todavía algo nervioso porque no terminaba de creerse que aquello fuese verdad, no lo dudó un momento y aceptó la propuesta de Kike.

Una vez dentro del hotel, salieron al jardín interior y a la sombra de una sombrilla, tomaron una cerveza mientras se contaban lo acaecido durante la semana.

Los dos habían coincidido en tener el mismo presentimiento y los dos, estaban convencidos de que se iban a encontrar. Manifestaron su gratitud mutua por la confianza de cada cual en el otro y la satisfacción que el hecho les producía. Kike, al contrario que Kepa, no le había dicho nada a su novia Ikerne. Tenía ciertas dudas y cierto miedo a su reacción.

Por supuesto, se dijeron uno al otro, las veces que habían recordado el encuentro del sábado pasado y como ambos, se habían masturbado en varias ocasiones esos días fantaseando con cosas que pudieran hacer entre los dos.

Hacia las 19,00 horas subieron a la habitación. Se dieron una ducha, destaparon la amplia cama y se liaron la manta a la cabeza.

Los besos, los abrazos y las caricias, así como los roces cada vez más intensos de sus respectivos cuerpos, fueron poniendo el ambiente al rojo vivo.

Kike se puso sobre el cuerpo de Kepa y lo sujetó por las muñecas mientras le daba un profundo beso en la boca y comenzaba a jugar con su lengua. Sin soltarle las muñecas, bajó un poco hacia sus ...