Kepa y Kike - Relatos Eróticos

Kepa y Kike

... casi seguro juego entre los dos a posteriori.

Le costó trabajo hacer que Laura le creyese. Cuando por fin lo aceptó, se quedó estupefacta, porque nunca Kepa le había hablado de que le pudiesen atraer los tíos y que como era posible que así, por la brava hubiera hecho lo que hizo. Se lo dijo sin acritud ni reproche, simplemente preguntándole por su propia extrañeza.

Kepa le dijo que nunca se le había pasado por la imaginación enrollarse con un tío y que no tenía una respuesta “científica” ni mucho menos, pero que todo se había producido tan de repente y tan sin planificación ni nada por el estilo, que simplemente, aquello se dio así y que no podía explicárselo de ninguna otra manera a como ya lo había hecho.

A la pregunta de si la experiencia le había gustado y si había disfrutado, Kepa contestó que sí; que todo había sido muy erótico y excitante; y que no le resultó ni violento, ni desagradable, ni forzado, sino todo lo contrario: natural, abierto, sincero, novedoso y sumamente satisfactorio. La pega que puso fue que el sitio, no era el más cómodo que se pueda esperar, pero que a cambio, el hecho de ver los movimientos del personal y su accionar; el oír los gemidos tanto de hombres como de mujeres y percatarse de las exclamaciones y los “gritos” que surgían cada vez que se producía un orgasmo en la sala, le habían dado un toque de morbosidad, que electrizaba el ambiente y lo hacía provocador y atractivo. Y que en definitiva, que lo que Kike le había hecho a él y lo que él le había hecho a Kike, era lo que a nueve de cada diez hombres les gusta, es decir: que les chupen la polla y que se puedan correr en la boca de quien se lo hace!

Laura, además de atónita, estaba excitada de tal manera, que inmediatamente de terminar de hablar Kepa, se situó frente a él y le espetó: “el señor tendrá a bien compartir conmigo cama y polvo… o ya no…”?

Mientras se reían pícaramente, comenzaron a abrazarse, a acariciarse y a besarse; y a los pocos minutos, estaban en la cama jugando como a ellos les gustaba.

Follaron durante un buen rato y quedaron relajados, satisfechos y felizmente dormidos.

A la mañana siguiente y mientras se despedían para ir a sus respectivos trabajos, Laura le dijo con toda “la picardía” de la que fue capaz, que “le mantuviese informada si había novedades”. La risa cómplice de los dos y un apasionado beso en los labios, sirvió para tomar conciencia de que la cosa entre ellos dos, seguía como de costumbre.

Durante el martes y el miércoles, Kepa no hizo más que darle vueltas a la cabeza y rememorar una y otra vez la experiencia que había tenido con Kike. Se trató de tonto a si mismo por no haber intercambiado los números de teléfono con Kike. Pensó que probablemente no lo volviese a ver y que tan solo le quedaría el grato recuerdo de su encuentro sexual en aquel cine de películas porno de Miarritze.

El jueves al mediodía, decidió volver a pasar el fin de semana en Miarritze y también, entrar al cine a la misma hora y ...