Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4 - Relatos Eróticos

Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4

... Patri, es un águila calzada, conocida también como “águila conejera”, porque a mi hermana lo que de verdad le gustan son los conejos, y dudo mucho que consigas que se excite ni con tu lengua ni con tus manos. Quizás si estuviese aquí Gracia o viese una película de ella, es posible que tus caricias la terminasen calentando.

Pero Benito estaba dispuesto a que la hermosísima hembra que le había prestado su pie, terminase dejándole algo más que eso, pues mientras besuqueaba aquella parte de su anatomía se daba cuenta de que tenía ante sí, aunque muy remota, la posibilidad de realizar una de sus fantasías eróticas más deseadas, hacer un trio, y que mejor que aquel par de hermanas bellísimas, alocada y sensuales para cumplirla. Por ello estaba dispuesto a conseguir que Patricia reaccionase a sus caricias tal como le había ocurrido a su hermana mayor, y de vez en cuando desviaba su mirada para ver las reacciones de “husme”, que de momento permanecía inalterable.

Dejo de besarle el empeine y la mano que sujetaba el pie por el talón, la movió lentamente hacia su pantorrilla, a la vez que empujaba la pierna de la joven hacia arriba, se introducía los dedos de su pie en la boca y con su lengua empezaba a culebrear entre ellos. No obstante, su mano siguió subiendo lentamente hasta llegar hasta el mismo culo, al que empezó a acariciar con suavidad intentando localizar bajo los leggins su prenda intima, pero a los pocos segundos comprendió que no llevaba, y con la misma lentitud y suavidad empezó a tirar de la cintura de aquella prenda ajustada intentado bajársela, momento en que Patricia dio un respingo a la vez que “husme” se levantó y se acercó al sofá moviendo su cola con evidente alegría.

Animado por la actitud de su perro, y ya totalmente decidido bien a recibir una patada en la boca por su postura, o moral, si le echaban de su casa, o por el contrario que Patricia claudicase y aceptase sus pretensiones de quitarle los leggins, tiro con más firmeza de la prenda comprobando alborozado que ella levantaba ligeramente su cuerpo para que cediese a los tirones, a la vez que “husme” aullaba satisfecho y corría desde Patricia a Sandra dando alegres saltos, y mirando a Benito que seguía lamiendo los dedos del pie de aquella criatura divina.

Sin casi darse cuenta los leggins estaban ya en los tobillos de Patricia y Sandra miraba asombrada como Benito acariciaba el coño de su hermana que lucía precioso bajo una corta y arreglada pelusilla rubia como el pelo de su testa, y sin que ella protestase lo más mínimo, al contrario, ya que había cerrado los ojos y empezaba a jadear con evidentes muestras de excitación. Ante esta visión, para ella inédita, se volvió a calentar rememorando las sensaciones que ella había tenido al sentir sus dedos lamidos, y pensando que esas sensaciones las tendría su adorada hermana, pero incluso mucho más placenteras, pues a ella además la estaba acariciando el chocho con una delicadeza exquisita.

Presa de esa lujuria, que ...