Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4 - Relatos Eróticos

Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4

... aquella diosa, pues si Sandra ya le sacaba a él un par de dedos, Patricia rebasaba a su hermana como mínimo en cinco centímetros. Tras ese beso lujurioso, incestuoso y lésbico, Patricia se volvió a mirar a Benito mostrando una seguridad y tranquilidad que contrastaba con su acto anterior que había sido de pasión y vehemencia, y clavándole su dura mirada le dijo:

- Bueno majete, así que yo te parezco un maravilloso refuerzo. Veremos si opinas lo mismo cuando acabe contigo.

- Espero que no seas tan depredadora como tu tatuaje, - dijo Benito señalando con su dedo algo tembloroso, uno que tenía en su hombro derecho y que era una pequeña águila con sus garras preparadas para agarrar a una presa – Ahaaaa …

Patricia al ver el dedo señalándola casi a la altura de su cara, sin previo aviso, le cogió por la muñeca y soltó una dentellada que hizo que Benito gritase aterrorizado pensando que le iba a arrancar el dedo de un mordisco, pero realmente lo único que hizo es chupárselo de forma lasciva mirándole retadora y tras unos largos segundos retiro sus labios recorriendo el dedo hasta dejarlo totalmente ensalivado pero libre, y entonces soltó una carcajada que fue secundada por su hermana, que cuando termino de reír dijo:

- Ahora que la conoces ¿sigues pensando que no es muchísimo más guapa que yo? Y mucho más cachonda, te ha acojonado.

- La verdad es que sí, me ha asustado, sobre todo por su mirada que parecía que realmente me iba a comer. – dijo Benito ya mucho más calmado – Pero ha merecido la pena, pues al verla reír es cuando me he percatado de lo bellísima que es, incluso más que tú, cosa que supongo que ya sabes. En cuanto a si es más cachonda tendría que comprobarlo si se quita las botas y me presta uno de sus pies.

Sin dudarlo ni un momento, Patricia mirándole con una sonrisa perversa se sentó en el sofá y con parsimonia se quitó las botas y los calcetines y levantando uno de sus pies se lo ofreció a la vez que le decía:

- A ver si eres capaz de hacerme lo mismo que a Sandra, cosa que dudo, porque a pesar de mi comportamiento yo no estoy cachonda, cosa que al parecer si lo estaba mi hermana, posiblemente por haber estado con nuestra amada y adorada Princesa insatisfecha.

Ante las palabras de Patricia, Benito se percató que efectivamente “husme” estaba tumbado tranquilamente mirándolos con curiosidad, pero si dar ninguna muestra de agitación o excitación que demostraba al olisquear a una mujer caliente, y esa tranquilidad duraba desde que Sandra había tenido aquel descomunal orgasmo. Entonces un poco abatido tomo asiento y le pidió a la joven que se tumbase al igual que estaba su hermana en el momento que llego al clímax, y una vez colocada le cogió uno de sus pies, y de la misma manera que se lo había hecho a Sandra, empezó a darle besitos en su empeine con una delicadeza y ternura que realmente le salía del alma. Mientras lo hacía Sandra se sentó a su lado y con voz melosa y sensual le dijo:

- El águila que lleva tatuada ...