Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4 - Relatos Eróticos

Las aventuras de Benito y su perro Husme.- 4

... Pues menos mal que solo te ha chupado los dedos del pie, si te llega a chupar el chocho te vuelves gilipollas, porque ahora mismo tienes cara de boba que no veas, y solamente con lo que dices que te ha hecho. - dijo Patricia muy seria, y sin embargo tampoco daba la sensación de estar enfadada – Yo he venido cagando leches cuando me has puesto en el WhatsApp que has conocido a Gloria Sanjuan y que vive en esta urbanización.

- No te asustes Benito, - dijo Sandra sonriente ante la cara de circunstancias que ponía el hombre – Patricia es así de brusca, pero lo mismo que tiene de bestia lo tiene de cariñosa, y más cuando sepa que Gloria nos ha prometido enseñarnos una película inédita, de la que fue protagonista, directora y productora.

- ¿Pero tú le has dicho que venga? – pregunto perplejo Benito – Bien podías habérmelo dicho.

- No te preocupes que no cómo. – dijo Patricia, pero sin sonreír, pues daba la impresión de que estaba siempre cabreada y enseñándole su móvil termino diciendo - ¿Ves sus mensajes?

Efectivamente, los tres mensajes de Sandra decían, “Ven niña que hoy tenemos que contentar a un buen hombre” “Por cierto he conocido a Gracia Sanjuan” “Es vecina de esta urbanización” y la escueta respuesta de Patricia “Voy” y de nuevo le dijo:

- Nosotras nunca hacemos nada por separado, ya que siempre lo compartimos todo, incluso los amantes en las muy escasas y extraordinarias ocasiones que a esta loca se le ocurre, por eso mi pregunta nada más llegar.

- Y eso de que no te comes a nadie es un decir. – dijo riendo su hermana mayor – Porque psicológicamente te zampas a cualquiera que sea capaz de aguantarte la mirada.

- ¿Pero qué has visto en mi triste persona para ofrecerme semejante dádiva? – dijo con un hilo de voz Benito mirando encandilado a Sandra y pero denotando en su mirada cierto temor – Y encima, no solo me ofreces tu propia nirvana, sino que además te traes refuerzos, y vaya maravilla de refuerzos.

En ese momento Patricia se quitó el casco, y Benito vio asombrado que llevaba su pelo cortísimo, tan rubio como el de su hermana, pero cortado igual que un muchacho, aunque ese corte de pelo tan masculino hacía que su cara resplandeciese bellísima, con unos ojos igual de grises que Sandra, pero quizás con una tonalidad acerada que unida a su gesto serio imponía respeto, por no decir miedo. Tras tirar el casco sobre un sillón con cierta indolencia, se quitó la chaqueta que fue a parar junto al casco, y ante la mirada fascinada de aquel sencillo y turbado hombre, a continuación, fue a hacer compañía a las otras prendas la falda, quedándose con un top que escasamente le cubría sus hermosísimas ubres y los leggins ajustados que dejaban ver la rotundidad de sus formas casi perfectas, por no decir inmejorables.

Luego se acercó a su hermana y cogiéndole la cara la beso en la boca con desesperación, un beso impúdico y obsceno, sobre todo entre dos hermanas, que le sirvió también a Benito para darse cuenta de la envergadura de ...