1. Ya soy el puto del equipo (II)


    Fecha: 01/09/2024, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Jaime. Fue lo que se dice una operación sin retorno, de uno pasaba al otro sin parar, ambos estaban ya totalmente volcados por debajo del cuello sobre el respaldo del sofá y saqué mi polla, me desprendí del condón y derramé todo mi esperma encima de las espaldas y culos de semejantes amantes estúpidos de mierda.
    
    Esperé que se pudieran levantar y vi cómo les fallaban las piernas. Cuando se volvieron hacia mí les pregunté:
    
    — ¿Sus señorías desean que hagamos el trío para la doble penetración?
    
    Me vieron con mi móvil en la mano, con el que había filmado sus culos siendo penetrados alternativamente y respondieron al unísono:
    
    — ¡No!, por favor, ¡no más!
    
    Me vestí cuando ellos se echaron encima del sofá doloridos. Recogí mi condón que había dejado sobre la mesita y lo guardé en la mochila para no dejar señales. Una vez vestido, me llevé el pastel y las dos botellas para tomármelas en casa. Al que doblé la esquina de la avenida, comencé a llorar hasta llegar a casa. Me eché a la cama hasta el día siguiente que no les vi para nada en la universidad.
    
    En la tarde había entrenamiento. Buffon no acudió, ya no vino nunca más. El mismo entrenador lo buscó, pero Buffon no quiso hablar con él. Jaime, al acabar el entrenamiento vino a disculparse y le dije que se disculpara delante de todos y contara todo o mejor que no se disculpara ni conmigo y todo se habría acabado. Se fue sin pasar por las duchas, ya nunca más paseo su culo desnudo y su polla como badajo moverse entre sus piernas. Nunca más se duchó en los vestuarios.
    
    Tiempo después supe que Buffon y Jaime habían dejado de verse ese mismo día después de una discusión que habían tenido. Según me contó Abelardo, Jaime le daba la culpa a Buffon porque quería contratar a alguien para hacer un trío y Buffon le daba la culpa porque había traído a un animal, la persona menos adecuada. Le pregunté de quien se trataba y me aseguré que no querían saber nada del asunto porque era un perfecto desconocido que Jaime se había encontrado ocasionalmente del que no sabían ni el nombre. Fue entonces cuando dejé de apesadumbrarme por lo acontecido.
    
    Esa misma tarde, al salir del vestuario, me esperaba Marcos para decirme que deseaba hablar conmigo. 
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