1. De Juan a Nita


    Fecha: 26/09/2019, Categorías: Gays Autor: Elalcalde, Fuente: SexoSinTabues30

    Es difícil aceptar que el odio que sentías por una persona ha desaparecido. Que no lo encuentras por ningún sitio, aunque te jurabas que no lo olvidarías y que tarde o temprano conseguirías vengarte alimentado por ese odio que mascabas cada noche. Incluso cada hora del día en el que tenías que verle la cara.
    
    Lo había alimentado durante los dos meses últimos. Cada vez que le sentía cerca, cada vez que le oía hablar, cada vez que sentía su aliento, mascaba mi odio pensando en que lo hacía más grande.
    
    Y, de repente, me faltaba, no lo encontraba por ningún sitio, como si de tanto masticarlo se hubiera ido deshaciendo y me lo hubiera tragado sin darme cuenta.
    
    Y ahora sentía un vacío donde antes estaba ese odio. Y no sabía cómo rellenarlo.
    
    Todo había empezado tres meses atrás, cuando me encontré enrolado en un barco de pesca al despertar de una monumental borrachera el día de mi cumpleaños. Era toda una señal: había cogido una merluza y ahora estaba en un barco que iba a pescar merluzas.
    
    La tripulación se completaba con otras trece personas. La mayoría eran expertos y ya habían estado en otros viajes anteriores. Se conocían bien y formaban pequeños grupos para los momentos de ocio y descanso.
    
    Solo otro tripulante era nuevo como yo. Se trataba de un jovencito casi imberbe que tenía por misión ayudar en las faenas de la cocina y de la limpieza general. A mí me habían encargado ayudar a un grupo de tres marineros recios, maduros y poderosos que me acogieron con buena disposición y fueron enseñándome todo lo que tenía que saber en los tres primeros días que utilizamos para viajar por el mar sin más tarea que la de mantener todo dispuesto e ir acercándonos al destino.
    
    Además, me iban dando pinceladas de los demás.
    
    Empezamos a faenar al quinto día. El trabajo era duro, pero una semana después mi cuerpo se había acostumbrado y aunque seguía buscando las horas de descanso para reponerme con más ansia que los demás, durante la faena respondía bien y mis compañeros me animaban, ya informados de que estaba allí “por error”.
    
    Faenamos durante tres semanas. La pesca se daba bien y cada vez me encontraba más cómodo con mis compañeros. Al final, no era mucho peor que trabajar en la obra de donde venía. No había más entretenimiento que el meterse con el ayudante de cocina, Luis de nombre, al que habían empezado a llamar Luisito cuando estaba presente y Sita cuando no lo estaba, haciendo hincapié en su relación con Pedro, cada vez más abierta y evidente porque Pedro ejercía sin importarle mucho los comentarios que pudiera levantar.
    
    Pero una noche, en medio de una pequeña tormenta, un ruido nos sobresaltó. Salimos todos a cubierta. La mayoría íbamos solamente con un slip, pero nadie se había entretenido en ponerse un pantalón o un mono. Los gritos preguntando qué es lo que había pasado iban rebotando de un lado a otro. Poco a poco, una respuesta se fue adueñando.
    
    Rápidamente el capitán organizó tres grupos. Uno, con él a la cabeza, se ...
«1234...»