Desvirgué a mi Cuñadita - Relatos Eróticos

Desvirgué a mi Cuñadita

... Estábamos completamente enloquecidos cojiendo como animales, llenos de lujuria, solo se escuchaban los gritos y gemidos de ambos, el chapoteo del agua y el ruido de los cuerpos chocando fuerte a cada embestida.

Después de rato la cambie de posiciones, levantando más sus riquísimas piernas sobre mis hombros, penetrándola profundamente. Luego la lleve hacia una orilla menos profunda y la voltee de espaldas a mí, para cojerla de a perrito y poder ver el espectáculo de sus nalgas tremendas mientras la ensartaba, agachándola sobre el borde de la piscina y sujetándola con mis manos de su cintura. Esto fue algo delicioso que por poco me hace venirme antes de tiempo. La tenía así, agachada mientras la embestía hasta el fondo, viendo como mi tranca se perdía por completo entre sus nalgotas, arrancándole gritos de placer indescriptible y palabras que nunca me imagine escuchar de ella. Mis manos recorrían todo su exquisito cuerpo, la sujetaba de su cintura, de sus hombros para hacer palanca, la tomaba de sus tetas enderezándola contra mi pecho, la tomaba de las nalgas y se las abría, haciendo que la penetración fuera aún más profunda, pegando mis huevos contra su concha en cada embestida. Tuve que cambiarla de posición para evitar venirme pronto.

Después la acomode acostada con sus nalgas en el borde de la piscina para colocarme entre sus piernas alzadas en mis hombros y continuar cojiendola así. Luego cargada en mis brazos con sus piernas alrededor de mi cintura, mientras la subía y bajaba, clavándola en mi verga. Estábamos tan enloquecidos de lujuria y morbo, que queríamos gozarnos al máximo, pues era muy posible que esa sería la única vez que cojeríamos así.

Al final volvimos a terminar con ella agachada sobre en el borde, ensartándola de a perrito nuevamente. Fue entonces que sentí que ella se iba a venir. Empezó a moverse muy rápido, empujando contra mi muy fuerte cada vez que la embestía, sus gemidos se volvieron gritos descontrolados de placer, sus tetas saltaban riquísimo, De repente su cuerpo se tensó al máximo, empujándose contra el mío, pego un grito prolongado y sentí que su concha apretaba mi verga como queriéndola arrancar, mientras le salía abundante liquido caliente bañando mi verga. En ese momento ya no pude más y, sujetándola de sus nalgotas, empecé a taladrarla fuerte, mas y mas, muy hondo. Ella se quedo suelta sobre el borde de la piscina, gimiendo mientras yo la cojía durísimo.

De pronto se dio cuenta que iba yo a terminar, me pidió entre gemidos que se la sacara, que no terminara dentro. Pero eso a mí ya no me importaba, la sujeté fuerte de sus duras y preciosas nalgas y seguí dándole hasta que mi verga se inflo dentro de ese cuerpecito. Ella grito una vez y se enderezo apoyándose en sus manos al sentirlo y yo explote disparando chorros de semen caliente dentro de su cuevita, inundándola completamente. Terminamos en medio de convulsiones de placer con tremendos orgasmos.

Nos quedamos unos momentos así relajándonos, ...