Fantasías de una mujer madura// cap. 4 - Relatos Eróticos

Fantasías de una mujer madura// cap. 4

... medida que yo me retuerzo sobre la cama, mordiéndome la muñeca de una de mis manos para no gritar, pero gimo, y gimo mucho:

—¡Haaaahh! ¡Hooooohhh! ¡Diooooos!

No puedo creer que mi corazón esté latiéndome tanto. Es la primera vez en toda mi vida que otro hombre que no es mi esposo tiene su boca allí, justo en mi coño, rozándome, frotándome, olfateándome. Y lo peor del caso es que él no es cualquier hombre, sino mi sobrino, al que le debo de llevar más de veinte años. Y yo quiero reaccionar, gritarle que me deje, pero al tacto de su mentón barbado con mi vagina hace que yo jadee, que mis gemidos se conviertan en imploración.

—¡Haaayyyh! ¡Madre de Diooooos!

Y me siento más mojada que antes. Y la cabeza de Gael empieza a echarse para atrás. Y mis braguitas van saliendo de mi agujerito, y yo sigo jadeando “¡Hagh! ¡Diooos! ¡Houuuuaaah!” y el estímulo agonizante de sentir la pedrería rozarme por dentro y luego por fuera me provoca un espasmo que escupe un chorro de flujo.

—¡Haaaaahhhh! —grito, retorciéndome de placer, justo cuando elevo mi cabeza y veo a mi sobrino con la barbilla mojada de mis propios fluidos vaginales, sus ojos ardiendo de perversión y deseo, mis piernas apoyadas en sus hombros y, lo peor, mis sensuales braguitas colgando entre mis dientes.

Y entonces me echo a llorar.

El tío Chucho es imposiblemente soso, escandaloso y exasperante. Lo he estado analizando durante estas semanas que he vivido en esta casa y mi conclusión es que es un tipo gritón, hablador, pero sin carácter, de esos cuyo poderío es una simple pose.

Me explico mejor; el tío Chuco se queja demasiado, a veces grita y otras veces se la pasa mandando. El problema para él es que la tía Roxi no le toma en cuenta ninguna de sus decisiones. No escucha sus gritos, y, sobre todo, no hace caso de sus berrinches ni a sus arrebatos. Es decir, la tía Roxana se pasa por el coño cada palabra que expresa el pusilánime de mi tío Jesús, lo que lo convierte en una víctima perfecta para mis ambiciones.

Lo peor para mi tío Jesús es que hasta hace unos minutos, la tía Roxi jamás le creyó ninguna de sus advertencias hacia mí. Pero eso ya no me importa ahora, mucho menos ahora que ella me ha descubierto. Al menos mi experimento sirvió para evaluarlo por completo y deducir que él no será ningún obstáculo para mí, en el futuro.

Encontrar a mi tía Roxi con las piernas abiertas, sobre mi cama, y, peor, con sus braguitas clavadas dentro de su coño no pudo venirme mejor.

Ahora entiendo que a la muy cerda le pone mi presencia. Vaya pedazo de hermanitas. Entre mi madre y la tía Roxi podría comenzar a fundar mi Harem. Quién sabe, a lo mejor mi prima Abril, la hija de la tía Roxi, se une a nosotros con el tiempo.

De momento me encuentro de rodillas, empapado de los caldos de esta golfa de closet, apestando a hembra en celo; hediendo a tía lujuriosa, de esas que lloran por fuera pero están calientes por dentro. De esas mujeres hipócritas que prefieren exteriorizar su ...