1. Fantasías de una mujer madura// cap. 4


    Fecha: 29/08/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    Es cierto que una de mis fantasías más sucias era esa, vivir la riesgosa experiencia de masturbarme en la habitación de mi sobrino, sobre su cama, mientras él no estaba, con el morbo del peligro que supone ser descubierta por él si de repente el destino conspiraba contra mí y lo hacía volver, tal como acaba de suceder.
    
    Nunca pensé sobrevivir a un infarto como el que me acaba de provocar Gael con su repentina aparición. De todos modos tengo horribles secuelas. La cabeza la tengo prendida de fuego. Mis ojos casi se han salido de sus cuencos. Mi pecho retumba como un tambor de guerra. Mi boca se ha quedado seca, mientras mi vagina gorgotea fuego, al tiempo que mis braguitas permanecen metidas completamente dentro de ella.
    
    He cerrado las piernas y he intentado incorporarme, sin éxito, pues me siento paralizada. Sin embargo, mi falda todavía continúa enroscada en mis caderas, y mis pantimedias están rotas a la altura de mi entrepierna; tuve que romperlas para poder dedearme por el hueco.
    
    Además, estoy tan asustada que ni siquiera he tenido tiempo de abotonarme los dos botones de mi blusa, en la parte superior, por lo que Gael tiene sus ojos clavados justo ahí, donde se me el brassier intentando contender mis dos melones de carne.
    
    —¡No me veas, Gael! ¡No me mires! ¡Salte, por Dios! ¡Salte de aquí!
    
    ¿Cómo correrlo de su propio cuarto? ¿Cómo hacer que cierre los ojos o mire hacia otro lado si él está completamente plantado en la entrada, observándome con atención? Es cierto que es mi casa y que él es sólo un huésped más, pero una vez asignado un sitio para que otro lo tome como su dormitorio, ese espacio ya no te pertenece. Ética y moralmente, ya no te pertenece.
    
    —No pasa nada, tía, tranquila —me dice con seriedad.
    
    ¡Qué vergüenza, maldición! ¡Qué maldita vergüenza! Cuántas ganas tengo de llorar.
    
    —¡Gael, por favor… por favor… sal de aquí…! ¡Tápate la cara! ¡Ya no me veas!
    
    —Tía, carajo, que no pasa nada…
    
    Trato nuevamente de sentarme, pero al sentir en mi codo izquierdo el enorme consolador que está a un lado de mí, me vuelvo a desplomar sobre la cama. No tengo forma de esconderlo ni de justificarme. Ahora Gael sabe que la sucia y pervertida de su tía ha encontrado un morbo insano al ir a su cuarto, a su cama, abrirse de piernas, introducirse las braguitas en el coño, para luego masturbarse con ese pene de goma.
    
    —¿Estás bien, tía Roxi?
    
    —¡No me hables, Gael, carajo, no me mires! ¡Qué maldita vergüenza!
    
    Al moverme un poco escucho cómo mis pantimedias se siguen rasgando. ¡Joder! ¡Que no vea mi sobrino que están rotas de mi entrepierna! ¡Dios Santo, que no las vea!
    
    —No pasa nada, tía Roxi, por favor, en verdad te lo digo. Solo respira y hablamos.
    
    —¡Necesito que salgas de aquí un momento, Gael, quiero estar sola!
    
    Pero mi enorme sobrino hace caso omiso, cierra la puerta del cuarto tras de sí y se acerca a la cama.
    
    —Hacerse pajas no tiene por qué avergonzarte, tía Roxi. Lo único raro es… que te masturbaras aquí, en ...
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