1. Fantasías de una mujer madura// cap. 4


    Fecha: 29/08/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... Gael? ¡Tienen manchas de…!
    
    —De mis espermas, tía, sí, lo sé. Es que me las enrollé en la verga mientras me la jalaba pensando en ti. No tuve tiempo de acercarme el papel y me corrí sobre ellas.
    
    —¡Pero! —estoy atónita, horrorizada y terriblemente desconcertada por su desvergüenza—, ¿pero tú estás pinche loco? ¿Cómo has podido?
    
    —De la misma forma en que tú ahora estás en mi cama, con la falda enrollada sobre tus caderas, tras haberte pajeado pensando en mí.
    
    ¿Cómo lo sabe? ¿Tan evidente esta extraña atracción sexual que siento hacia él?
    
    —Pero dime, tía Roxi, ¿lo haces con frecuencia?
    
    —¿El qué?
    
    —El masturbarte.
    
    Mi cuerpo vuelve a temblar. No me explico cómo no lo he agarrado a palos.
    
    —A ver, Gael, yo no pienso hablar nunca más de estos temas contigo. Lo que ha pasado es algo muy desafortunado de lo que estoy completamente arrepentida, pero de una vez te advierto, querido, que eso que está ocurriendo y que, por desgracia, estás presenciando, no será más un pretexto tuyo para tener que tratar asuntos de tal índole conmigo, ni mucho menos para pretender coaccionarme.
    
    —¿Eso qué significa, tía Roxi?
    
    —Significa que no voy a consentir que me chantajees.
    
    —Tía, no te estoy juzgando ni mucho menos chantajeando, sólo te digo que en verdad me preocupas. Además, creí que había confianza, toda vez que te he encontrado pajeandote en mi propia cama.
    
    —¡Que ya no me hables sobre esto, Gael! ¿Que no sabes el apuro y la vergüenza que me da?
    
    —Vergüenza es robar y que te encuentren. Los temas de índole sexual son tan naturales como el agua que cae de una nube negra.
    
    —¡Cállate, por Dios, cállate, que esto… es lo más bochornoso que he vivido en mi vida!
    
    —Vamos, tía, que no ha sido para tanto. En todo el mundo existen las mujeres tan calientes como tú.
    
    —¿Qué? —grito, enfadadísima. Me levanto de inmediato y siento una ligera presión dentro de mi vagina, por lo que tengo que separar un poco mis piernas para evitar que lo que llevo clavado dentro me lastime—. ¡A mí no me vas a faltar al respeto, cabrón!
    
    —¡Mierda, tía! ¿Qué eso que sale de tu chocho? ¿Son tus bragas? ¡Mierda!
    
    —¿Qué? ¡No! ¡Yo…!
    
    Me tumbo de nuevo en la cama, cierro mis piernas y ahora sí se me salen las lágrimas de los ojos. ¡Me siento acorralada! ¡La vergüenza me está consumiendo por dentro! Mi sobrino me ha descubierto, maldición, ¡me ha descubierto!
    
    Es lo más obsceno y vergonzoso que he hecho en toda mi puta vida. ¡Introducirme unas bragas en el chocho! Y lo peor es que mi sobrino lo sepa. Y encima yo que voy de digna, de hipócrita, reclamándole cosas, cuando yo soy peor que él en todo.
    
    —Deja de llorar, tía Roxi, y mejor déjame sacarte las bragas.
    
    —¡Ni se te ocurra acercarte a mí, hijo de la chingada, o te juro que te corto los huevos!
    
    —Para haberte masturbado recientemente andas muy violenta, tía —me indica Gael, con su misma inexpresividad de siempre—. Yo lo único que intento es sacártelas del chocho.
    
    ¿Chocho? Cabrón majadero.
    
    —¡Yo ...
«1234...9»