1. Tres noches durmiendo en una cabaña con su padre


    Fecha: 24/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... qué voy a comer?
    
    -Lo mismo que yo.
    
    -Si no hay más remedio...
    
    -Siempre puedes salir de la cabaña, levantar la nieve y coger hierba. No tendrías ni que lavarla.
    
    Dulce puso cara de niña enfadada.
    
    -¡Muy gracioso! ¿Y dónde me voy a asear y a hacer mis necesidades?
    
    Eugenio le respondió:
    
    -Para lavarte por las mañanas calientas agua en una tartera, la echas en la palangana y te aseas.
    
    A Dulce no le salían las cuentas.
    
    -¡¿Contigo dentro de la cabaña?!
    
    -Tranquila que no voy a mirar, y para lo otro tras aquella puerta -se la señaló-, hay una taza. Cuando hagas popó tienes que echarle un cubo de agua.
    
    Dulce, resignada, le dijo a su padre:
    
    -Esto es el infierno.
    
    Eugenio sin molestarse por el comentario le dijo:
    
    -La otra opción es hace tus necesidades en la calle.
    
    Dulce le preguntó con sorna:
    
    -¿Alguna cosa más, profe?
    
    La había
    
    -Sí, te aconsejo que metas la moto dentro de la cabaña.
    
    Media hora más tarde, después de haber metido Dulce la moto dentro de la cabaña, Eugenio, que se había quitado el traje que vestía y puesto unos vaqueros y una camisa de cuadros, se estaba metiendo entre pecho y espalada un bocadillo que había hecho con dos chorizos fritos. Comía y bebía vino tinto. Dulce tenía encima de la mesa su bocadillo y su vaso mediado de vino. Viendo a su padre girar los ojos con el placer que sentía al comer y al beber le entró hambre. Con cara de asco fingido cogió el bocadillo, cerró los ojos y le metió un mordisco, masticó, abrió los ojos y le dijo a su padre:
    
    -¡Qué bueno está el chorizo frito! Las hamburguesas al lado de esto son bazofia.
    
    -No hables con la boca llena.
    
    Dulce se disculpó.
    
    -Perdón, papá
    
    Echó un trago de vino y eructó.
    
    Eugenio la reprendió.
    
    -¡Dulce!
    
    -Se me escapó. ¿En tu aldea te daban de comer esto cuando eras un niño?
    
    -Sí, chorizo frito, crudo, queso, jamón...
    
    Con la boca llena le dijo:
    
    -Bendita niñez la tuya.
    
    La primera noche.
    
    Como ya he dicho había una sola cama, Dulce, cómo es obvio, no había llevado pijama ni nada que se le pareciera y su padre no lo usaba, lo único que tenía era un par de batas de casa de color rojo. Le dio una, y le dijo:
    
    -Cámbiate que yo no voy a mirar.
    
    Dulce se ruborizó de nuevo.
    
    -¿Cómo vamos a hacer para no rozarnos en la cama?
    
    -Tú te metes por debajo de la sábana y yo por encima.
    
    Eugenio cogió una silla. Dándole la espalda a su hija se sentó a la mesa donde tenía la máquina de escribir y comenzó a mirar unos papeles. Dulce se quitó la ropa, en bragas se puso la bata y luego se metió en la cama.
    
    -Yo ya estoy, papá.
    
    -Trata de dormir que yo voy a mirar unas cosas.
    
    Dulce sintiendo el viento silbar sobre las copas de los árboles se sentía incómoda. Tardó en quedarse dormida. Una hora después, aproximadamente, debió sentir demasiado calor, ya que durmiendo se quitó las mantas y las sábanas de encima. Abrió sus largas y estilizadas piernas y puso los brazos en cruz. El cinturón de la bata se le desató ...
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