1. Tres noches durmiendo en una cabaña con su padre


    Fecha: 24/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Eugenio, 46 años, moreno, de ojos negros, espigado, atractivo, con modales refinados y dueño de un bufete de abogados, comía a la mesa con su esposa Clara y con su hija Dulce. Comía espinacas con garbanzos, huevo poché y de postre le esperaba un kiwi. Clara, que era vegetariana, antes de meter unos garbanzos en la boca, le dijo:
    
    -Todos los meses igual. ¿Tú no tendrás una aventura, Eugenio?
    
    El hombre se enfadó.
    
    -¡La pregunta ofende, Clara!
    
    Clara, que era una cuarentona, rubia teñida y de muy buen ver, no creía a su marido y las pagó con su hija:
    
    -¡Come las espinacas, Dulce!
    
    Dulce, que iba a estudiar bellas artes, era una morenaza de dieciocho años, preciosa, que tenía el cabello negro y corto, y que era alta, de ojos negros, todo curvas y muy vergonzosa, le respondió a su madre:
    
    -Ya, mamá, ya.
    
    Clara se levantó de la mesa y le dijo a su marido:
    
    -Tú te debes de creer que soy tonta.
    
    Dulce, después de irse su madre, le dijo a su padre.
    
    -Lleváis un año de casados y todos los meses has tenido que dar una semana de conferencias. Es muy extraño. ¿Tienes una querida, papá?
    
    Eugenio se levantó de la mesa, limpió la boca con una servilleta y yéndose le dijo a su hija.
    
    -Tengo mis secretos, cariño, pero una querida no es uno de ellos.
    
    Esa tarde cuando Eugenio cogió el taxi para que lo llevase al aeropuerto Dulce lo siguió a lo lejos en su Kimco Super Dynk 300. El taxi no iba a coger rumbo al aeropuerto, iba a coger rumbo a una montaña.
    
    Dulce pasó desapercibida hasta que el taxi salió de la carretera comarcal y se metió por un camino de tierra. El taxista mirando por el espejo retrovisor le dijo a Eugenio:
    
    -Esta vez nos vienen siguiendo don Eugenio.
    
    -¿Qué clase de coche es?
    
    -Es una moto.
    
    -¿Marrón y negra?
    
    -Creo que sí.
    
    -Seguro que es mi hija, bueno, hija de mi mujer, pero hija es.
    
    -Pues daban nieve. Yo llevo cadenas por si acaso, pero si nieva su hija en moto no podrá bajar de la montaña.
    
    -Ella se lo buscó. ¿Dejaste todo lo que te dije en la cabaña?
    
    -Si, don Eugenio, y le llené dos barriles de agua para que no tenga que ir a buscarla al río.
    
    -Pues si quedamos aislados..., donde come uno comen dos.
    
    Media hora más tarde y ya comenzando a nevar, llegaron a la cabaña. Dulce llegó cuando su padre bajaba del taxi. Bajó de la moto, se quitó el casco y le dijo:
    
    -¿Ya está tu querida en la cabaña, papá?
    
    Eugenio intentó sobornar a su hija.
    
    -¿Qué te ofreció tu madre por la información que le lleves? Ofreciera lo que te ofreciera te doy el doble por no decirle nada de mi refugio.
    
    Caminando con cuidado hacia él para no resbalar en la nieve con sus botas de media caña de cuero negro, le dijo:
    
    -Mamá no sabe que te seguí.
    
    El taxista le dio a Eugenio una pequeña maleta que había sacado del maletero, y le dijo:
    
    -Nos vemos el viernes que viene a esta misma hora, don Eugenio.
    
    -Hasta el viernes, Anselmo.
    
    Padre e hija entraron en la cabaña. Eugenio le dijo:
    
    -Cómo puedes ver aquí ...
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