Atada, expuesta y dominada - Relatos Eróticos

Atada, expuesta y dominada

... Su voz serena y agradable llega directa a mi centro.

Ohhh Señor, la gratitud me inunda y sonrió y le dedico una mirada de adoración. Él en ningún momento ha soltado mi barbilla y ahora acaricia mi mandíbula con sus largos dedos. Vislumbro una sonrisa en su cara y ladea ligeramente su cabeza.

-Pero tendrás que ganartelo zorrita. Tienes que ser una buena puta.-

Alucino con sus palabras voy a abrir la boca para protestar cuando con su mano me sujeta firmemente la mandíbula, con el dedo gordo en la comisura de mi boca hace palanca y dice.

-Ahora cómeme la polla como una auténtica puta. No es eso lo qué querías?

No es lo qué querías? No es lo qué querías? Esas palabras retumban en mi mente una y otra vez, hasta que noto como inunda mi boca con su gran polla. Madre mía es grande, SÍ.

Las comparaciones son odiosas, lo sé. Pero la de mi marido me cabe entera en la boca sin dificultad y esta no llego ni a la mitad de un bocado. Aclaro mi mente y mis papilas gustativas me asaltan con un sabor magnífico. A hombre, limpio pero almizclado, a puro sexo. Gimo con fuerza, mitad por el esfuerzo por tragar ese gran pene y la otra mitad por el asalto de sabores a mi paladar. Saca su polla de mi boca hasta tener el prepucio en mi lengua. No pienso, no puedo. Chupo y lamo esa gran seta por toda su extensión de piel suave, hundo la lengua en el orificio de su pene y noto un ligero sabor agridulce.

Gimo otra vez, parece que mi lado salvaje quiere probar su néctar y está desatado. Lamo y lamo toda la circunferencia haciendo hincapié en los pliegues, dulces y sabrosos. Miro hacia arriba, me observa. Me suelta la barbilla. Me fijo y una mano la tiene en la base de su pene y con la que me acaba de liberar se coge los huevos. Avanza un poco y me los coloca en la boca mientras masajea de arriba abajo su verga. Como un hambriento me como sus pelotas. Me regocijo de gusto y ronroneo al no notar ni un solo pelo. Chupo un huevo dentro de mi boca y estiro un poco. Para calcular la flexibilidad de la piel de su escroto. Lo suelto y lamo hasta encontrar el otro y succionar dentro de mi boca y jugar con él con mi lengua.

Se separa de mí medio paso. Aprovecho que no tengo ese manjar suculento en mi boca para hablar.

-Quién eres? Qué quieres? Por qué me has traido aquí?- jadeo sin control a causa de la excitacion.

-Sabes quien soy, y me rogarás que te folle-. Dice conciso y con aplomo.

Me vuelve a poner la polla en la boca y esta vez me sujeta un lado de la cabeza para que acople mis labios de lado de su inhiesta longitud, mientras con la otra la sujeta y guía de arriba abajo por mi boca. Recorro con mi labios varias veces su polla mientras trato de lamer lo que puedo con mi lengua, excitada por su sabor.

Gime, le oigo gemir. Mi corazón se salta un latido conmocionado al saber que le estoy dando placer a ese inmenso macho dominante que me tiene subyugada.

Con firmeza me coge de los pelos de la nuca, retira su polla y baja su cara hasta estar a mi ...