1. No pude soportar ir a casarme


    Fecha: 25/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ser atada y abierta.
    
    - ¿qué te parece?
    
    - Una pasada
    
    - ¿y no te gustaría probar un ratito? – me dijo Rosi al oído.
    
    - No seas mala, desátame – le dije a Rosi con un suspiro.
    
    - A ver te propongo, te pongo un antifaz para que no veas nada y hago que alguien te coma el coño y luego vemos que pasa – me dijo mientras pasaba un dedo por mis pechos haciéndome estremecer.
    
    - Que me caso en nada Rosi.
    
    - ¿Y si te lo chupan y te corres? - susurró mientras me ponía un antifaz que cegaba mi visión.
    
    Creo que fue ella, no pude verlo, pero un segundo después una lengua recorría desde mi ojete hasta mi clítoris. Me corrí en nada, solo dos chupadas ya estaba gozando, ante mi sorpresa una polla entro en mi boca, pude negarme pero solo el olor a nabo aguó mi coño. No era una polla de gran tamaño, pero era una polla y llevaba meses sin comerme una. Solo dejé de chuparla cuando la lengua de mi coño me hizo correrme. Volvía chupar después de reclamarla de vuelta abriendo la boca hasta que inundó mi boca de semen. El dueño del ariete se retiró y como esperaba otra polla fresca volvió a entrar en mis fauces. La lengua de mi coño se retiró y una polla entró en el empezando a bombear. Me dio durante un rato haciéndome llegar al orgasmo, otra polla la sustituyó y me dejó de piedra cuando sentí como una nueva polla me penetraba analmente.
    
    Me follaron durante tres horas y media donde me corrí innumerable veces.
    
    Cuando me desataron y me quité el antifaz vi que la mayoría de los chicos que me habían follado y alguna de las que me había comido el coño o se lo había comido yo eran de mi pandilla y que llevaba meses leyendo. Les conté la alegría de verdad que sentí al verlos.
    
    Estuve tomando unas copas con ellos y finalmente me fui con José María a su casa. José María me folló con dulcera como había hecho mil veces después de maratonianas jornadas de orgias. Si toda aquella gente eran mis folláamigos, José María era mi verdadero follaamigo con el que solía dormir después de las orgias.
    
    Me había subido sobre su polla y empezaba a cabalgar cuando recordé algo, me incliné, cogí el teléfono que había dejado en la mesilla de noche, busqué el nombre de Alberto en la agenda y le mandé una sms
    
    “tenemos que hablar”
    
    La luz entraba por la ventana cuando dejé caer el móvil, apoyé mis manos sobre el pecho de José María y empecé a botar. 
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