1. Apuesta con una madre sumisa 3


    Fecha: 20/08/2024, Categorías: Incesto Autor: tony0023, Fuente: TodoRelatos

    Pasaron los meses tras los dos encarnizados encuentros con mi madre. Dos apuestas brutales por un padre borracho e impotente me pusieron en bandeja y en mi polla a mi madre. Ella había aprendido la lección, y aunque no atrancó en ningún momento y supo pagar sus apuestas con una verdadera mujer, jamás volvieron a producirse situaciones para volverla a engañar, jamás volvió mi padre a beber.
    
    Llegó un momento en que creí que todo estaba perdido, que todo quedaría solo en mis recuerdos. Mi cabeza se embotaba pensando en ella conforme pasaba el tiempo. Mis masturbaciones aumentaban. No sabía cómo conseguir provocar situaciones como las que viví meses atrás.
    
    Era la misma Nochebuena la que celebrábamos. La hermana de mi padre y su esposo vinieron a cenar esa noche con mi prima pequeña, una niña de unos once años muy parlanchina y pesada a la que tenía manía y no soportaba. La mesa del salón estaba casi preparada desde primera hora de la tarde esperando que en un par de horas llegaran los invitados. No sabía dónde estaba mi padre, que se marchó después de comer a tomar algo con sus amigotes y aún no había vuelto.
    
    Mi padre lucía espléndida como siempre. Había cogido unos kilos de más pero aún conservaba su cintura, ancha pero bien marcada por sus grandes pechos y culazo de jamona. Había estado adelantando la cena y se disponía a darse una ducha para luego vestirse para la ocasión. La vi pasar del baño a su habitación con su precioso albornoz blanco, su cinturón bien cerrado que le marcaba cintura y se sostenía a raya ese par de tetas enormes que luchaban por librarse de la presión que ejercía el albornoz. Su pelo negro aún recogido de cualquier manera, sus piernas blancas, preciosas, limpias. Me produjo una excitación enorme verla pasar hacia la habitación a coger algo antes de ducharse.
    
    Y ahí fue donde mi impulso juvenil, mi exceso de confianza, cometió un grave error. Tras entrar a su habitación la seguí, y allí estaba, en su tocador sentada de lado, quitándose unos pendientes que por error se llevaba a la ducha. Me acerqué por detrás y le besé el cuello, por instinto mis manos se fueron a sus ubres, que agarré sin pudor, sin miedo, como si de verdad creyera que era mía. Mi madre se levantó como un resorte y se volvió hacia mí, aprovechando que me miraba le solté un beso en los labios. Me había venido arriba yo solo.
    
    Mi madre me miró sorprendida, yo le sonreía y de repente recibí un tremendo bofetón en la cara que me la cruzó de lado a lado.
    
    Ana: “¿Pero que te has creído niñato? ¿A dónde ibas? ¿Habrase visto semejante desfachatez?”.
    
    No supe cómo reaccionar. Me eché mano al rostro y quedé sin palabras.
    
    Ana: “¿Esa es forma de tratar a las mujeres?. No, aún peor, ¿esa es forma de tratar a tu madre?”.
    
    Yo: “Yo no….”
    
    Ana: “Ya te estás disculpando como un hombre”.
    
    Yo: “Yo, lo siento mamá. Lo siento mucho. Dije al borde del llanto”.
    
    Ana: “Que no vuelva a suceder semejante atrevimiento. ¿Serás descarado?. Anda, fuera de ...
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