1. Las mujeres de mi familia (V)


    Fecha: 20/08/2024, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... ayudar.
    
    Aproveché su vulnerabilidad para hacerla mía. Le acaricié la cara y cogí una de sus manos y la coloqué en mi paquete. Manoseó mi polla hasta que la tuve erecta y dijo que era tan grande como la de mi padre. Me quité la camiseta y no dudó en sobar todos los músculos que habían aparecido durante el verano trabajando duro. Ella también se desnudó de cintura para arriba, mostrándome dos pechos tan pequeños como los de sus hijas, pero eran firmes y muy agradables tanto a la vista como al tacto.
    
    Mientras ella me seguía pajeando sobre el pantalón, yo metí la mano bajo el suyo. Estaba todo lo húmeda que se puede esperar de una mujer todavía joven que lleva quince años sin mantener relaciones sexuales. El primer roce con su coñito hizo que diera un respingo, pero enseguida atrapó mi mano entre sus muslos para que siguiera frotando.
    
    Le hice tocamientos superficiales, hasta que me dio la espalda y, sacando culo, me pidió que le metiera los dedos desde detrás. Tumbados sobre su cama y completamente desnudos, introduje dos dedos en la vagina de mi madre mientras ella ahogaba gemidos contra la almohada y emanaba fluidos sin parar.
    
    Después me pidió que la penetrara, quería sentirme dentro. Sin cambiar de postura, me saqué la tranca y la refregué por toda su zona genital, empapándola con sus fluidos. La dirigí hacia su coño y se la metí lentamente, disfrutando del momento. La sensación de estar dentro de esa vagina tan húmeda, caliente y falta de sexo, era maravillosa y se multiplicaba al pensar en que era mi madre.
    
    Una vez que se la clavé hasta el fondo, me agarré a sus caderas y disfruté del contacto de sus turgentes nalgas contra mi pubis. Ella echaba una mano hacia atrás para acariciar mi largo pelo y yo jugaba con sus puntiagudos pezones. Seguí embistiendo, cada vez con más fuerza. El sol ya había salido y ambos yacíamos sobre un gran charco de nuestro propio sudor.
    
    - Piero, hijo mío, eres tan buen amante como tu padre.
    
    - Mamá, ¿te está gustando?
    
    - Sí, pero no termines dentro, todavía soy fértil, pero no podría desprenderme de otro hijo.
    
    - Tranquila, me correré fuera.
    
    - Puedes metérmela en el culo.
    
    - ¿En serio?
    
    - Sí, solía hacerlo en el pueblo, por miedo a tener un quinto hijo.
    
    - ¿Quinto?
    
    - Deja de hablar y sigue follándome.
    
    No me constaba que mi madre hubiera tenido más hijos varones aparte de mí, pero cualquier duda que me hubiera producido sus palabras, quedó en el olvido cuando comenzó a convulsionar debido al placer extremo que le provocaba su primer orgasmo en muchos años. Comenzó a moverse con mucha violencia y se la tuve que sacar por miedo a correrme.
    
    Cuando se serenó, le abrí las nalgas, dispuesto a encularla como ella me había dicho. La tenía tan empadada de sus fluidos vaginales, que conseguí metérsela con bastante facilidad. Nunca había practicado sexo anal hasta ese momento. Bombear dentro de su estrecho culo era complicado, pero también muy placentero. Mi madre emitía sutiles quejidos ...
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