Voluntariado. 1ª parte - Relatos Eróticos

Voluntariado. 1ª parte

... interrumpir su discurso, y Virginia se quedó sin saber qué le pasaba a Aiko (niña amada), porque una figura apareció bajando la escalera que daba al compartimento central y más elevado de la casa. Las cuatro extranjeras se levantaron de la silla al unísono al sentir esa presencia, y Virginia lo hizo también para no ser la rara. La servidumbre se quedó firme al pie de la escalera. Una figura enorme, de piel oscura, bajó por la escalera. Se trataba de un hombre de edad indefinida de no más de cincuenta años, con un pecho musculado y desnudo, y unas piernas robustas que hacían vibrar los travesaños. Tan sólo estaba vestido con una piel que recubría su cintura, aunque llevaba numerosos colgantes y pulseras, además de tatuajes que surcaban los brazos y el pecho. Estaba rapado, y tenía una mirada seria, casi como si estuviese furioso. Su envergadura impresionaba a todas y su carácter imponía… Posteriormente Virginia aprendería que le llamaban“bosi mkubwa”(Gran jefe).

Sus vínculos con el poblado tenían poco que ver con el gobierno… Bajó la escalinata a su ritmo, aunque era perfectamente consciente de que estaba siendo esperado por todas. El anfitrión de la casa saludó con la cabeza a las sirvientas y a las adolescentes en la mesa, que tras ese gesto procedieron a sentarse. Virginia observó como el anfitrión clavaba sus ojos negros en su figura femenina, como la miraba de arriba abajo y con un descaro total, mientras el negro se sentaba en la silla principal de la mesa. La criada se acercó por detrás a Virginia y le susurró…

-“Preséntate, cielo…”

Virginia se puso de pie y miró a los ojos al anfitrión. Intimidaba un poco aquél hombre casi desnudo y de aspecto robusto, pero por otro lado Virginia sabía que era el hombre que la había acogido en su casa, y que había hecho que disfrutase de unas condiciones tan buenas durante aquella experiencia.

- Mi nombre es Virginia Lemoine, vivo en el barrio de Argüelles en Madrid, pero mis padres son de Saint-Germain-des-Prés en París. Me interesó mucho venir aquí para realizar mis semanas de voluntariado que me darán unos créditos para mi primer curso de carrera…. Acabo de llegar hace menos de una hora, y la verdad es que me ha encantado este sitio, la habitación es preciosa. Muchas gracias, señor.

Virginia hizo una inclinación muy graciosa, la cual provocó que un crucifijo de plata alargada que llevaba colgada del cuello se balancease sobre su escote. El jefe asintió y le indicó que podía sentarse. La criada se acercó a Virginia de nuevo, con un cántaro de arcilla finamente tallado con algunas serpientes y antílopes en relieve, y le indicó que iba a servirle. Virginia preguntó por el contenido del recipiente, y obtuvo por respuesta que se trataba de una bebida de bienvenida, que el resto de chicas habían probado en su primera noche en la casa. De hecho, en ese momento estaban bebiendo únicamente agua. Virginia, pese a saber que sería desagradable rechazar aquella invitación, no tenía ganas de beber algo ...