1. Viviendo entre golfas [01]


    Fecha: 17/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Reina de Picas, Fuente: TodoRelatos

    Autora: Reina de Picas
    
    Como todos los nerd, Luis se matriculó para la carrera de sistemas e informática. Le gustaban los animes, mangas y videojuegos, aunque su mejor afición era la de mirar contenido hentai en la computadora, siendo un fiel admirador de las otakus y las cosplay sexys del internet, especialmente las asiáticas o las latinas intentando disfrazarse de asiáticas.
    
    A Luis solían llamarlo “el flaco”, por su aspecto mórbido y su figura esmirriada, agachona y sin gracia. No es que fuera feo, pues tenía un rostro blanco y limpio que resultaba pasable entre los estándares de la estética, sino que más bien no solía llamar mucho la atención, pues era un chico muy ensimismado y serio. Le costaba relacionarse con las personas.
    
    Había un muro invisible que le impedía sostener una conversación con la gente, mucho más con las chicas.
    
    Ser tan lampiño lo hacía lucir mucho más joven de lo que en realidad era, como si fuese un adolescente en lugar de ser un chico de 18 años.
    
    Mediría algún metro setenta, y aunque solía alimentarse generosamente, no dejaba de estar flaco y huesudo, con un abundante pelo azabache y dos enormes ojos negros que miraban a su entorno con curiosidad.
    
    Luis vivía en un pueblo cerca de León, Guanajuato, una de las ciudades urbanas más grandes de la región, y al terminar la preparatoria, tuvo la necesidad de buscar un sitio dónde alojarse para ir a la universidad, porque de lo contrario tendría que viajar a diario a más de hora y media (ida y vuelta del pueblo a la ciudad), y viceversa.
    
    Sucedió entonces que su hermana mayor llamada Celeste, una chica pelinegra de ojos tan azules como su nombre, que vivía en León, le dijo a Luis que podría hablar con sus amigas de habitación para ver si aceptaban que él viviera con ellas al menos el primer semestre, mientras se acomodaba en otro lugar.
    
    —Por favor, Celeste, eres mi hermana, tienes que ayudarme —le dijo Luis a su hermana cuando le habló por teléfono implorando su ayuda—. Al parecer tu departamento está muy cerca de la universidad de León, donde yo voy a estudiar. Tú sabes que yo soy bien portado. Que no les daré problemas a tus amigas y ni te haré pasar apuros.
    
    —Bueno, Luis, yo sé que tú eres muy tranquilo, pero tengo que hablarlo con mis compañeras de departamento. Ambas son muy especiales.
    
    —Celeste, confío en que las convencerás para que me reciban.
    
    —Mira, Luis, yo solo veo aquí un problema.
    
    —¿Qué problema, Celeste?
    
    —Pues que solo hay tres cuartos, y que estos ya están ocupados por mí, por Belén y Nicol. Y evidentemente ninguna de nosotras querremos compartirlo contigo.
    
    —Yo puedo dormir en la sala, Celeste.
    
    —¿Estás seguro?
    
    —Sí, Celeste. Eres mi hermana y sabes que a mí nunca me ha importado tener que sacrificarme para sacar adelante mis estudios.
    
    —Pero toma en cuenta que aunque duermas en la sala, tú tendrás que pagar lo que te corresponde como si tuvieras habitación propia. Esa sería la principal regla.
    
    —No importa, en verdad, ...
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