A la vejez, Paco - Relatos Eróticos

A la vejez, Paco

... su boca. En ese momento oí un ruido en la cabina de al lado. No presté mucha atención porque aún me mantenía bajo los efectos de la eyaculación.

Cuando salimos de la ducha, apareció Paco. Me quedé de piedra. No me libraba de él ni en sueños. A mi me pilló desnudo y a mi mujer envuelta en la toalla. Me guiñó el ojo de manera cómplice. No entendí a qué esa actitud. Terminamos de recoger y me despedí de Paco. Mi mujer y yo nos fuimos a tomar un zumo a la misma cafetería que acudimos con Paco.

Al poco rato se presentó el impertinente Paco. Se nos arrimó y nos dio charla. Nos estuvo comentando que había estado en la oficina del gimnasio y un sin fin de cosas que no me importaban lo mas mínimo. Mi mujer me miró reprochándome mi actitud hacia él, pero me daba igual.

Nos despedimos hasta el lunes siguiente, aunque confieso que por mi mente ya comenzó a formarse la idea de abandonar ese gimnasio e inscribirnos en otro.

Cuando llegó el siguiente Lunes, y al término de nuestra sesión de ejercicios, acudí al fisio para hacerle una consulta sobre un dolor que había aparecido en mi rodilla. Mi mujer, mientras tanto, me dijo que se iba a la ducha.

Mientras me arrastraba hacia la consulta del fisio, observé como se había parado en el largo pasillo al lado de Paco y charlaba con él muy animadamente. “Otra vez ese gilipollas”, pensé.

Tras consultar mi dolencia, me reuní con mi mujer en una sala de espera. Estaba duchada y la noté algo extraña. Seria. Dije que me iba a duchar y que me reuniría con ella en cinco minutos. No vi a Paco. Supuse que ya se habría ido.

De camino a casa, mi mujer me estuvo explicando que Paco había intentado flirtear con ella mientras yo estaba viendo al fisio.

-¿Estás segura de que es así?-Pregunté más intrigado que molesto.

-A ver, una mujer sabe esas cosas. Igual que vosotros os dais cuenta cuando una chica os busca.

-¿Qué te ha dicho exactamente?-Pregunté intrigado.

-Nada, hombre. Me ha halagado, ha ensalzado mi físico, me ha dicho que soy muy guapa, que tienes mucha suerte-Hizo una pausa demasiado larga-y que le gustaría encontrar una mujer como yo para poder disfrutar de un cuerpo que ya se le resiste. Que lleva mucho tiempo sin acostarse con una mujer.

-¿Y?. Pregunté queriendo saber más.

-Y nada-Respondió ella lacónicamente.

Me quedé en silencio unos minutos. Meditaba sobre lo que iba a decir. Al fin, tras valorar las opciones, me lancé.

-¿Te has imaginado en algún momento follando con Paco?.

-¡Jesús, qué cosas tienes!.

-Solo es una pregunta. Por curiosidad.

-¿Dónde quieres ir a parar?.

-A ningún lado. Solo pretendía saber si te habías imaginado follando con él.

-¿Te da morbo?. Preguntó ella.

-La verdad, no lo sé.

-¿Y si te dijera que si?. ¿Qué pensarías?.

Si. Noté, ante el sonido de su pregunta, que en efecto me daba morbo.

-Paco es un gilipollas, un alcahuete, un gracioso que no tiene gracia aunque se esfuerce, pero reconozco que no es mal tipo. Aunque es un ...