Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Diecinueve, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veinte, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veintiuno, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veintidós, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veintitrés, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veinticuatro, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

“–¡Zas! –Veinticinco, mi Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía el esclavo. –Soy Roberto Martínez Perea, soy un esclavo y perro blanco de mi Ama Ariadna, le pertenezco y soy de su propiedad. ¡Muchas gracias mi Ama Ariadna!”

Una vez que terminó dejó a su esclavo jadeando con sudor, gimiendo de placer, mirando a las chicas que tenían unas caras de sádicas de ver como le daba latigazos sin parar, mientras que su esclavo gemía de dolor y de placer. Ariadna se acercó a él, tocando la punta de su polla con sus pies desnudos para que éste soltara un poco de líquido preseminal, cayendo en sus dedos, por lo que se lo puso en su boca, mientras lo miraba. –¡Lámelo y chúpalo, esclavo! –ordenó su Ama Ariadna, mientras las vecinas se quedaron excitadas, mojando sus coños y cachondas perdidas. –¡Chupa el coño de tu Ama, esclavo! –ordenó Ama Ariadna. Por lo que su esclavo se puso a lamerle el coño, haciendo que se pusiera a cien por hora, empezando a soltar líquidos hasta que empezó a encadenar un orgasmo detrás de otro, gimiendo de placer como una puta zorra. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer su Ama Ariadna. –¡Mmm, ...