Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... Angela.

–¡Zas! –Trece, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Catorce, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Quince, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Dieciséis, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Diecisiete, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Dieciocho, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Diecinueve, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veinte, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veintiuno, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veintidós, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veintitrés, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veinticuatro, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

–¡Zas! –Veinticinco, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemían de dolor las esclavas. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemían de placer las esclavas. Mi Ama Angela, muchas gracias mi Ama Angela.

Ambas estaban gimiendo de placer y de dolor mientras su humedad bajaba por sus muslos al suelo. Mientras que Angela tiraba de las cadenas para ver como gemían más sus esclavas blancas. Desde hacía rato, había un grupo de chicos mirando desde el extremo de la calle que se fijaron en ellas. Angela, miró a sus esclavas que estaban con su mirada en el suelo. –¡Dadme la espalda sin dejar de mirar al suelo, siguiendo en la misma posición, esclavas! –ordenó Ama Angela. –Si mi Ama Angela. –respondieron ambas. Angela, dio unos pasos atrás, mientras sacaba de su bolso un látigo que tenía enrollado en él. –¡Empezad a contar esclavas, respondiendo a estas preguntas! –ordenó Ama Angela.

–¿Quiénes sois?, –¿Qué sois? –¿Quién soy yo? –¿Y de quién sois? esclavas. –ordenó Ama Angela, mientras miraba a ese grupo de mirones ...