Eric. La fiesta salvaje 2 – Familia vampírica 11 - Relatos Eróticos

Eric. La fiesta salvaje 2 – Familia vampírica 11

... chicas y empecé a liberarlas de su prisión de barras y plástico, pues ese era el material del cinturón de seguridad. Estábamos sobre el centro de la pista a la posición más baja posible y muchos nos contemplaban.

—Bien putita —anuncié cogiendo a Tania del brazo—. Ha llegado el momento de calmar tu sed.

—Gracias amo —contestó ella y me sorprendió rozándose a mí y acercando sus labios a mi cara. No fue para besarme sino para susurrar—. ¿Puedes activar lo de la cadena? Aunque no la tengas.

—Sí —contesté en susurros—. ¿Qué opción prefieres?

—Las tres a la vez amo —replicó—. Debo ser castigada duramente pues he sido una chica muy mala.

Bajé la escalera y abrí el hueco de la barandilla por el lateral de la posición de la escalera.

—Baja y arrodíllate —la ordené. Me giré a las otras dos chicas—. Esto hay que hacerlo con cuidado. Solo es un metro y medio pero si os caéis podríais haceros daño. —Ellas esperaban que el cuidado fuese con Tania y se rieron al oírme.

»Tenéis que sujetaros a la barra de la escalera y al otro lateral. Hay que hacerlo desde el hueco de la barandilla. Creo que en vuestro caso será aún más difícil acertar. Llenadla vosotras y luego ya me vaciaré yo. A ver si conseguimos que se le hinche la pancha.

Tania bajó y se arrodilló en posición de entrega, con las rodillas separadas y las manos a la nuca, lo que exponía su sexo y sus pechos. Pero en este caso, y en concreto su sexo, quedaba abierto a la contemplación de la mayoría de los que estaban bailando en la pista. Los más cercanos, justo bajo ella, tenían sus ojos a menos de un metro de su chocho.

La primera en orinar sobre ella fue Esther. Activé el collar para que la sometiese a ráfagas de látigo de diez segundos de golpes en coño, tetas y culo de forma aleatoria, como si un latigazo le impactase en cada segundo. Cada dos ráfagas una con los tres impactos a la vez y tras cinco series, es decir dos minutos y medio, a la vez que azotaba sus tetas sentía succión en su clítoris, a la vez que sentía como si golpeasen su coño sentía succión en los pezones o a la vez que sentía como si flagelasen su culo sentía succión en ambas. Nada era físico, solo eran sensaciones en sus nervios, pero lo percibía como si la golpeasen de verdad.

Ester se vació a fondo. Estuvo orinando casi dos minutos. Yo contemplaba como Tania bebía como si fuese agua de un botijo. Solo dejaba caer cuando jadeaba por un golpe virtual mayor. De ver como se humillaba y sus ojos chispeaban de gozo se me empezó a poner dura, olvidando que era una puta lesbiana y que no quería nada conmigo.

Tardaron casi un minuto y medio en hacer el cambio ya que Esther que se había puesto cachonda trató de besar a su amiga bromeando con que iba a cometer su primer acto lésbico: mear en la boca de otra chica. Alicia trató de resistirse al beso.

—Venga chicas —protesté—. Rápido u os dejamos en la próxima estación.

Esther dejó de intentar besar a Alicia mientras ella se ponía en el hueco y decía que lo ...