1. CUANDO GABRIEL REENCONTRÓ A MERCEDES


    Fecha: 16/08/2024, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... ser amada, con todas sus físicas consecuencias, no le permitían relajarse del todo al mantenerla en permanente estado tórrido, lo que hizo que en pocos minutos prorrumpiera así
    
    Hermanito, vida mía, alma mía, entra en mí; hazme tuya, hazme mujer, tu mujer…. No aguanto más sin tenerte dentro… Te deseo con toda mi alma, con todo mi ser… Por favor hermanito, por favor; te lo ruego cariño mío, métemela… Métemela ya…
    
    Gabriel se inclinó sobre ella una vez más y una vez más besó con pasión sus labios, su boca. De nuevo ambas lenguas se entrelazaron, sus salivas se mezclaron al tiempo que él se empezaba a despojar de la chaqueta del pijama desabrochándose los primeros botones con una sola mano mientras con la otra se mantenía medio erguido sobre la cama, medio inclinado sobre la mujer. Entonces ella dijo
    
    Déjame a mí Gabriel, hermanito; deja que sea yo quien te quite la ropa
    
    Dicho y hecho. Gabriel cesó en su desabotonar, tomándole Mercedes el relevo. Pronto los botones quedaron sueltos y la mujer procedió a despojar a su hermano de la chaqueta, sacando primero la manga del brazo cuya mano quedaba suelta, libre al aire, para seguidamente, y tras cambiar él la mano con que
    
    se sustentaba sobre la cama por la del brazo ya libre de tela, sacó por entero la chaqueta, enviándola al suelo, sin consideración que valiera.
    
    Luego Mercedes se irguió sobra la cama posándose sobre ella de rodillas, para seguidamente gatear hasta quedar a los pies de su amado. Se acomodó a horcajadas sobre su hermano y llevó sus manos al elástico de los pantalones de la prenda de dormir, tirando hacia abajo por la cintura de tales pantalones hasta sacárselos por los pies, tarea en la que Gabriel colaboró en el momento oportuno, alzando las posaderas cuando tal cosa fue preciso.
    
    Los pantalones siguieron la suerte de la chaqueta, apareciendo entonces la anatomía de Gabriel en todo su esplendor. Mercedes se quedó admirándola, que no sólo mirándola, con toda arrobación
    
    ¡Qué guapo eres, hermano!… ¡Y qué “buenorro” estás!... ¡Con razón me tienes como me tienes!...
    
    Mercedes estaba como antes, tumbada en la cama boca arriba. Lanzó un suspiro y tendió una mano a su hermano que él tomó entre las suyas. Entonces la muchacha se apoderó de una de las manos que guardaban la suya y, tirando de Gabriel hacia sí misma, decía al tiempo que abría sus piernas de par en par.
    
    Hermanito, cariño mío, ven a mí. Entra en mí, penétrame… Hazme mujer, vida mía… Tu mujer… Tuya, Gabriel, solo y únicamente tuya… Tu mujer mientras tú vivas; tu mujer mientras yo viva… Aunque algún día te canses de mí, aunque algún día tú me dejes, yo seguiré siendo tuya… Pase lo que pase, tuya para siempre amor mío, única y exclusamente tuya, hermanito querido
    
    Gabriel no se hizo esperar. Al momento maniobró para encaramarse sobre el cuerpo de su hermana, su hembra, su mujer, quedando arrodillado ante ella y entre sus abiertas piernas. Mercedes entonces abrió aún más sus piernas, sus muslos, para facilitar ...
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