1. Mi odiosa hermanastra II (3)


    Fecha: 15/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... Entonces se dio media vuelta.
    
    —Y acá tengo más, aunque pocos.
    
    Debajo del cuello, en la parte superior de su espalda había una serpiente que formaba un semicírculo con su propio cuerpo, como si intentara comerse su propia cola. Y en su cintura, encima de su bombacha, estaba el que más me gustó. Una mariposa, perfectamente simétrica. Era el tatuaje más colorido que tenía. Había una parte del dibujo que no se veía, y que solo podría verla el afortunado que le bajara esa bombachita. Se me hizo agua la boca. El trasero de Abril era el más pequeño del de las chicas de esa casa, pero era precioso, una manzanita, parecido al culo de las modelos.
    
    —Me encanta la mariposa —dije. Abril soltó una carcajada, y volteó hacia mí—. No, en serio. Me gustan todos tus tatuajes igual.
    
    —Gracias. A mucha gente no les gusta —dijo ella, subiéndose a la cama.
    
    —A mí sí —comenté, encogiéndome de hombros.
    
    Se puso un pijama y se metió en la cama. No tendría la suerte que tuve con Samara, de verla media desnuda mientras dormía. Me subí a la cama yo también. Me daba mucha curiosidad eso de la brujería, aunque también me daba miedo. ¿Podría hacerme algún mal si se enojaba conmigo? Siempre fui un escéptico a medias. De esos que dicen: las brujas no existen, pero de que las hay las hay. Y de hecho estaba a punto de dormir con una. Qué locura.
    
    —Va a ser bueno que nos conozcamos un poco, ya que vamos a vivir juntos, y, por lo visto, vamos a compartir el dormitorio quién sabe cuántas veces —dijo.
    
    En los dos días que llevaba en la casa, nadie había ido a llevarse el montón de cosas que había en mi futuro dormitorio, ni mucho menos a hacer reparaciones. Así que tenía razón. No sabía cuántas noches íbamos a pasar juntos. Y si quería evitar caer de nuevo en el dormitorio de Samara (que si bien resultaba un lindo paisaje, estaba loca), me convenía llevarme bien con Abril.
    
    Pensé que la conversación iba a ir por el lado de su peculiar oficio, pero me había equivocado.
    
    —Tengo endometriosis —dijo, de repente.
    
    —Ah, entiendo —comenté, aunque no tenía idea qué era eso, sí estaba claro que era una enfermedad, y además deduje que era una enfermedad crónica.
    
    Abril rio, evidentemente dándose cuenta de mi ignorancia.
    
    —Si querés, después podés googlearlo. Lo que me interesa que sepas es que si a veces estoy irritable es porque sufro de mucho dolor. La cosa es que la células del útero crecen fuera de este. Esto me genera muchas complicaciones, por ejemplo, cuando menstrúo. Es una enfermedad más común de lo que se cree. Además, no a todas les afecta de la misma manera. Digamos que estoy dentro del selecto grupo en el que la endometriosis afecta hasta el punto de que mi vida cotidiana resulta muy complicada.
    
    —¿Y no tiene cura? —pregunté. Me dije que era una pregunta estúpida. Claro que no la tenía—. ¿Algún medicamento que te ayude?
    
    —No tiene cura. Y tampoco hay muchos medicamentos que calmen el dolor. Pero yo descubrí uno que me ayuda mucho. Es uno que me ...
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