1. La Plantación – Parte 8


    Fecha: 14/08/2024, Categorías: Incesto Autor: hector37nd, Fuente: SexoSinTabues30

    ... y que se quedaran solo con sus blancas bombachitas puestas. Yo apagué las velas del candelabro de plata, salvo una para que hubiese una tenue luz. Bajé las sábanas de la cama, y quedándome solo en ropa interior las invité a acostarse conmigo. No quería asustarlas con lo que tenía debajo del calzoncillo, una cosa grande, dura y caliente que pugnaba por salirse a toda costa. Las chiquillas eran la personificación misma de la dulzura y la inocencia. Bellas como ángeles se acurrucaron contra mi cuerpo. Parecían haberme adoptado como su nuevo padre, y yo las amaba por eso, como a las hijas que nunca tuve.
    
    Inge, que tenía el cabello un poco más corto que Mia, me miraba a los ojos clavando su tierna mirada en la mía. Sus ojos parecían preguntar si era verdad que yo la quería! Con su boquita tan cerca de mi cara no pude contenerme y le dí un besito en los labios. Ella sonrió feliz y se encaramó un poco más sobre mi cuerpo. Podía sentir su piel suave como seda y tibia como el sol del atardecer, rozándose contra mi piel tosca de hombre adulto. La otra niña, al ver esto, quiso la misma atención y al rato ya estaba yo besando castamente esas dos boquitas, un beso para cada una, después alguna caricia en la espalda, mis manos fueron bajando para acariciarles suavemente. Yo les decía que las quería mucho y supongo que ellas me entendían por el lenguaje del cuerpo y el sonido de mi voz. Todo esto me puso la verga dura como una rama y mis dedos, que yo no podía controlar, se metieron dentro de sus calzoncitos, por atrás, para acariciar esas colitas deliciosas! Las nenas se dejaban y respondían con más besitos. En un momento dado me besaron las dos al mismo tiempo y, entonces mi lengua, que ya tampoco podía controlar, se metió entre esos labios infantiles, humedeciéndoles. Cerré los ojos por un momento y sentí entonces dos lengüitas que tímidamente al principio, se entregaban al jueguito! Fue como una corriente eléctrica que recorrió mi cuerpo por la espalda y no pude contenerme más! Me incorporé un poco y les saqué la poca ropa que tenían. Luego me quité todo también y me volvía a acostar boca arriba entre ellas. Así estaba mejor, los tres desnudos y solos sobre la nueva cama. Miré hacia arriba, al espejo qué hacía las veces de techo, y me excité aún más con nuestra propia morbosa imagen! Dos preciosas rubiecitas de solo siete años, completamente desnudas, abrazadas a un hombre adulto con su pija tan parada que le llegaba hasta arriba del ombligo!
    
    “Más besos, más besos!” les dije, haciendo el gesto con los labios. Ellas, apoyadas sobre mi pecho me dieron tantos y más de los que esperaba! Luego junté sus caritas y les dije lo mismo. Las niñas comenzaron a darse besos entre ellas, y como yo sacaba mi lengua para indicarles que las usaran también, al rato se estaban besando como habían visto hacerlo a Raquel y Graciela. Mis gemidos de placer hicieron que las niñas, percibiendo que me estaban haciendo sentir bien, se esmerasen aún más en hacer lo que yo les ...
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