1. La Plantación – Parte 8


    Fecha: 14/08/2024, Categorías: Incesto Autor: hector37nd, Fuente: SexoSinTabues30

    (Nota: este relato es parte de una saga que comienza bajo el título de Náufragos y continúa como La Plantación. Sugiero empezar la lectura desde el primer título)
    
    Fue un día agitadísimo. Toda la carga fue dejada en el parque frente a la casa. Luego de un delicioso y almuerzo en un clima despreocupado y feliz, Rafael llegó con varios hombres para ayudar con el trabajo. Lo más difícil fue subir las dos camas de lujo con sus cuatro columnas de madera de ébano y un espejo superior del mismo tamaño que la cama. Al verlas, a mi mujer se le hizo agua la boca… vaya uno a saber las cosas que estaría imaginando la muy zorra mientras las admiraba! Primero quitamos los muebles viejos de las habitaciones y de la gran sala para comenzar luego todo el proceso de poner a nuevo la casona. Los hombres hacían el trabajo pesado bajo mi supervisión, mientras las mujeres se ocupaban de los detalles de buen gusto. Todas se llevaban de maravilla! También fue amoblada a nuevo la casa de Pablo mi capataz. Las niñas y los niños se fueron a jugar al parque y a los palmares a excepción de las pequeñas, Inge y Mia, que estaban muy apegadas a mí. Yo las llevaba de la mano y ellas con sus bellos ojitos bien abiertos y llenos de asombro, miraban cómo se iba transformando la casona. Yo solo había podido averiguar sus nombres, ya que su lengua que parecía ser nórdica, me resultaba incomprensible. A medida que pasaba la tarde les fui enseñando sus primeras palabras en español y era una delicia escucharlas tratando de repetirlas y pronunciar correctamente. Yo me preguntaba de dónde habrían venido, qué habría sido de sus padres y en qué circunstancias estas dos inocentes criaturitas habrían sido hechas cautivas. Se me estrujaba el corazón al recordarlas vestidas en harapos dentro del carretón jaula de camino a casa. Ahora en cambio lucían dos preciosos vestidos, y zapatitos blancos. A medida que pasaba la tarde yo también me fui encariñando más y más con ellas, y no dejaba de recordar el placer que había sentido al lavarlas en la fuente, cuando recién llegaron. Un rato antes de la cena, Sandrita entró corriendo a la casa perseguida por su hermano y los mellizos, todos con el pelo alborotado y sucios de la cabeza a los pies!
    
    “Papá, papá! Los chicos me quieren agarrar entre los tres!” me dijo agitadamente. Ahí mismo noté cómo miraba un poco celosa a mis dos nuevas protegidas.
    
    “Te quieren agarrar? Y por qué?” le pregunté haciéndome el tonto.
    
    “Y yo que sé!” me respondió, encogiéndose de hombros y con una mirada pícara.
    
    Entonces intervino Raquel que estaba cerca con Graciela, y se llevaron a Nat, los mellizos y Sandri a la fuente, a darles un buen baño al aire libre. Yo me quedé con mis nuevos amorcitos, mientras me imaginaba la escena en la fuente…
    
    Habíamos dejado la planta baja a nuevo. Una gran mesa para el comedor, y en la sala colocamos una decena de hermosas camas de terciopelo contra las paredes. Más al centro, cómodos y mullidos sillones, cubiertos con infinidad ...
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