1. La rebelde 5


    Fecha: 10/08/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: sufridor, Fuente: TodoRelatos

    ... los tobillos para que no pudiera escapar, me mandó que le chupara y la obedecí, estaba más caliente, todavía, que otras veces; pensé que había que ser un suicida, para casarse con alguien tan violento como ella, pero enseguida dejé de pensar y me concentré en la tarea.
    
    No sé qué parte puse yo y que parte estaba ya en ella, pero tuvo un orgasmo muy largo e intenso que, en sus propias palabras, había sido el mejor de su vida; debía de ser cierta su afirmación porque me desató los pies, tomó de la mano, me llevó a su dormitorio, se tumbó junto a mí, en su cama, y me abrazó, después de eso me besó por todo el cuerpo y terminó haciéndome un pompino, de ovación y vuelta al ruedo. Al acabar la faena se acostó cara con cara conmigo, ordenó que la abrazara y me besó la boca con bastante arte, tenía su experiencia, sorprendía habida cuenta de lo joven que es; en aquel momento ella era una fiera aplacada.
    
    Estaba muy cariñosa lo que me sorprendió, dado lo brusca y violenta que solía ser, pero no era cariñosa del todo, mantenía una rodilla, y el resto de la pierna que va unido a ella, colocada sobre mi estómago, podía apretar, subirse sobre mí, y dominarme otra vez en cuanto quisiera; pero yo, después de lo que ya me había pegado, prefería estar en esa postura y le eché los brazos al cuello, para atraerla y besarla en los labios, a mi vez, porque sabía que no tardaría en haber una novedad. De momento lo que me agradaba era sentir sus tetas contra mi cuerpo, y su lengua peleando con la mía, en nuestras bocas, pues a eso de besar intensamente, era lo único a lo que ganaba yo, ella lo sabía y no le gustaba que así fuera, quería ganar en todo y se estaba esforzando, pero en eso de besar aún le faltaba rodaje, en pegar le sobraba. Por suerte estuvimos un tiempo bastante largo abrazados de este modo, es posible que nos adormeciéramos un ratito, en cualquier caso, estuvimos muy relajados.
    
    Creo que me dormí y desperté con el olor del café, ella me anunció que teníamos café con leche y pastas, el café ya había posado y convenía no hacerlo esperar; le tendí la mano y me ayudó a levantar de la cama. Tanto el café como las pastas estaban muy ricas, lo comenté y me dijo que, como yo había llevado la comida varios días, podía usar el dinero que no había gastado en comprar productos mejores; y con los cien euros que me había cogido de la cartera, pensé, pero no dije nada.
    
    Bueno, comentó Sandra, cuando ya habíamos acabado la merienda, ahora voy a hacerte un interrogatorio, quiero que me digas dos o tres cosas. Lo primero de todo lo que quiero saber es qué cosa es insoportable para ti, te prometo que, si me dices la verdad, no te haré nunca eso que te resulta tan duro.
    
    La verdad es que Sandra era bastante honesta; bruta, fuerte y abusona, una mujer todo terreno, pero muy honesta, uno podía fiarse de su palabra pues la cumplía, para bien y para mal; así que le confesé que me resultaba odioso sufrir cierto tipo de cochinadas, como que me mearan encima o, peor ...
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