Un castigo en la granja (10) - Relatos Eróticos

Un castigo en la granja (10)

... al sentir como se la pasaba por tercera vez.

- Te gusta que te toque así? – le susurré a la vez que pasaba la lengua sobre los gruesos pezones enclaustrados en el sujetador.

- Ufff, cariño! Me gusta que me toques de cualquier forma!

Saqué las tetas por encima del sujetador contemplando todo su esplendor. No pude evitar frotar mi cara contra ellas dándome un baño de placer.

Su mano apretaba con más fuerza el tronco duro y venoso que crecía desde mi regazo y comencé a chupetear los gordos pezones como si fueran jugosas fresas. Su boca se abrió jadeante a la vez que apretaba el pecho contra mi cara.

- Ahhhh! Cielo, que delicia! Nunca me habían chupado las tetas así!

- El tío no te lo hace?

- Al tío apenas le da tiempo a hacerme nada. Es tocarle el rabo y se le escapa la leche! – me susurró con cierta pena.

- Yo tardaré un poco más!

- Eso supongo! Oyendo anoche a Laura me puse como una estufa! Seguro que le la metiste un buen rato, jijiji!

- Pero tía!

- No soy tonta cielo. Sus gritos se debían oír hasta en el pueblo, jajaja!

Tenía las tetas entre mis manos y mi boca junto a uno de sus pezones pensando devorárselos, pero su comentario me dejó helado. Sabía que me había estado follando a Laura y no había dicho nada, hasta ahora, claro. Fue ella la que continuó.

- Esa chiquilla se parece mucho a tu madre, como te dije. Sabe pasárselo bien con los chicos, jajaja!

Me cogió con las manos por la cara y tiró de mi cabeza hacia arriba hasta que su boca alcanzó la mía. Sus grandes labios abrazaron los míos y me los comió con dulzura. Una dulzura que me sorprendió dada su rudeza en su aparente forma de ser.

Otra vez había nombrado a mi madre en una conversación sobre sexo. Tendría que preguntarle más detalles sobre ella, aunque ahora tocaban otras cosas.

- Me gusta mucho besarte cariño. Tienes una boca deliciosa! – estaba claro que era otra de las cosas que no recibía de mi tío, largos y jugosos besos.

- No sabe mi tío lo que se está perdiendo! – le di un suave azote en el culo junto con la frase y me lo correspondió con otro jugoso beso.

- Ufff, ya no aguanto más! Quiero eso bien dentro!

Se dio la vuelta sin darme opciones, y se inclinó apoyando las manos sobre la cama. Su tremendo culo afloró ante mis ojos con la tira del tanga metida en su gran raja.

- Te gustan las braguitas por detrás? – me preguntó en tono pícaro.

- Me encantan tía, pero te las bajaré un poco!

Se las bajé hasta mitad de los muslos y el abundante follaje de su coño apareció bajo su culo. Volví a pasar la mano abierta por él para sentir todo ese mullido vello. Para mí era algo nuevo y estaba disfrutando con la vista y el tacto.

- Ufff cariño, métemelo ya! – siempre se refería a la polla con la palabra rabo, algo que había contagiado a Laura. Supongo que le era más familiar el apelativo animal por su contacto con ellos.

Tiré del tanga de nuevo hasta que cayó al suelo. Levantó los altos tacones para deshacerse de él y ...