1. Un castigo en la granja (10)


    Fecha: 23/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    Mi tía me enseña uno de sus vestidos
    
    Por fin me pude ir a dormir. Había sido un día duro y necesitaba reponerme. Por supuesto dormí como un bebé hasta que sonó la puta alarma. Lo de follar era delicioso, pero lo de trabajar lo llevaba mal.
    
    Cuando me duché, bajé a la cocina. Las tres mujeres me sonrieron cada una por su lado. Diría que a escondidas de las otras.
    
    - Vamos guapo, desayuna bien que hoy es lunes y hay que trabajar todo el día! – me dijo mi tía con seriedad, pero a la vez con agrado.
    
    Las tres estaban con ropa de trabajo y ya no parecían las mismas. Menudo cambio daba la puta ropa.
    
    - Que me toca hoy, tía?
    
    - Por la mañana huerta, y por la tarde ya veremos!
    
    - Voy a estar solo?
    
    - Claro! Ya conoces el trabajo y Laura y Ceci tienen otras cosas que hacer.
    
    Ninguna de las dos se atrevió a hacer ningún comentario. Tenían claro que las palabras de mi tía eran como órdenes irrebatibles.
    
    Acabaron de desayunar y se marcharon las dos. Mi tía miró por la ventana para ver cómo desaparecían y después se volvió hacia mí con sonrisa más pícara que la que me había ofrecido delante de ellas.
    
    - Que ganas tenía de quedarme a solas contigo! Quiero enseñarte todo lo que me he comprado!
    
    - Pero no tengo que ir a trabajar?
    
    - Eso lo puedes hacer más tarde, o es que no quieres ver lo que me he comprado?
    
    - Claro que quiero verlo tía. Solo preguntaba.
    
    - Verlo… o verme con ello puesto? – me dijo poniendo cara aún más pícara.
    
    - Por supuesto que verte con ello puesto! Seguro que estás estupenda! – le dije animándola.
    
    - Voy a mi habitación a ponerme algo. Cuando esté te doy un voz y entras!
    
    - Esperaré impaciente!
    
    - Ummm, jijiji!
    
    Joder, todavía no había salido el sol y ya iba a empezar con el sexo. Al menos eso pensaba después de lo que había ocurrido el día anterior a la hora del almuerzo. Me había embutido en el mono y calzado las botas de goma. No llevaba nada debajo. La anchura del mono era una gozada para llevar la polla suelta. Tampoco era la ropa más adecuada para una cita, aunque era fácil de quitar bajando la única cremallera delantera. A mi tía tampoco parecía importarle que fuera así, pues no había insinuado que me cambiara. Me serví otro café y esperé pacientemente.
    
    - Ya puedes entraaar!
    
    Oí la voz de mi tía intentando ser dulce, aunque más bien le salió algo estridente.
    
    - Seguro que estás?
    
    - Seguuuro!
    
    La puerta estaba entreabierta y tan solo tuve que empujar. La habitación era bastante grande y la cama era de dos metros de ancha por lo menos. Una gran alfombra dominaba la parte trasera, y allí estaba mi tía con un vestido ceñido a sus sensuales carnes. El azul marino hacia que sus curvas parecieran menos pronunciadas, pero no podía ocultar un culo y unas tetas espectaculares. El vestido le llegaba hasta las rodillas, pero una raja lateral dejaba ver gran parte de su robusto muslo. Se había subido en unos altos tacones que estilizaban sus piernas haciéndolas más atractivas. Y el escote, ...
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