1. Amistad: una relación sadomasoquista


    Fecha: 09/08/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... -¡total!-completó- es la primera vez que lo hace… por eso me sorprendió con su mal jueguito… llévame a cenar afuera -le pidió con vocecita de angelito mientras se le colgaba al cuello y restregaba contra el suyo su cuerpo semidesnudo pues ya se había cubierto con su leve pantaleticas y su bonito brassiere -¡anda! Le pidió dándole un beso en la boca, ¡anda! Y así paso el mal rato… ¿sí?
    
    -está bien, vístete, le contestó él que no le había dado mucha importancia al asunto -esas carajitas eran medio locas, pensó divertido pero manteniendo la cara seria-
    
    -Alex, mi amor, le suplicó ella mientras se vestía, no le vayas a decir nada a Laura… deja que yo lo arregle… ¿ah, papi?
    
    -si sigue con esas vainas -amenazó él sin mucha convicción en la voz- se lo voy a decir a Armando…
    
    Armando era el marido de Laura.
    
    -esas son vainas entre nosotras, reaccionó ella quien ya se había terminado de vestir, no lo metas a él… él no es tan bello y comprensivo como tú -le halagó zalamera- ¿te gusta este vestido, papi, o quieres que me ponga otro…? Tú eres mi rey…
    
    VECINAS DESDE SIEMPRE
    
    Eran vecinas de toda la vida, se habían criado juntas, ambas tenían veintinueve años (Ana era mayor que Laura por dos meses) entre ambas guardaban más secretos que las cuartetas de Nostradamus. Sólo eran leales a ellas. Su conducta era atípica y tenían un sistema de comunicación que les era propio.
    
    Ana había desarrollado su sexualidad en base a la de Laura. No eran lesbianas ni se consideraban como tales, pero cualquiera que tuviera conocimiento de su relación no pensaría así.
    
    Descubrieron su sexualidad entre ellas.
    
    Ana, el día que tuvo su primera menstruación -que fue dolorosa y profusa como todas las que le siguieron- se encerró con Laura en su “lugar secreto” y allí Laura fue testigo con su cara a pocos centímetros de la vagina de Ana -que se retorcía de dolor y tribulación- cómo los cuajarones sanguinolentos bajaban desde su matriz y con la punta de un dedo les facilitaba la salida.
    
    La mano libre atenazaba la de Ana para que a través de ella descargara, o más bien, le transmitiera, la sensación dolorosa. Ese día debido a la gran excitación, que le contrajo su vagina, Laura tuvo su primer orgasmo de verdad, verdad… sin ni siquiera tocarse.
    
    La siguiente luna, le tocó a Laura. Se desangró delante de Ana. Su profusión sanguinolenta no fue tan abundante ni tan dolorosa: eso la desesperó, pues esperaba sufrir tanto como su amiga.
    
    Ana observaba sin tocarla. Sólo aspiraba el olor ferroso de la sangre que salía a borbotones.
    
    Laura hubiera pagado por sentir el dolor lacerante -que por los gestos de su amiga supo- que Ana había padecido. Ese deseo no se le cumplió a pesar de que lo esperó con ansiedad. Para vengarse de la felicidad que le había tocado a su amiga y a ella no, al verle la cara tan cercana a su sangrienta vagina, la agarró por la nuca -de repente- y enterró su cara sorprendida en su sangrante grieta.
    
    Se la restregó con saña y cuando la soltó la ...
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