La Herencia (cap.3) - Relatos Eróticos

La Herencia (cap.3)

... axilas, le indico que parase, le miro su polla y la tenía con una media erección, lo considero más que suficiente para ordeñarse y además ya había comprobado que el sumiso con estímulos más duros su rendimiento era mejor, era lo que necesitaba saber.

- A mis pies perro, le dijo con un tono más severo.

Pablo bajo su cabeza y de rodillas como estaba le beso y lamio sus pies, ahora con la excitación que sentía lo hacía todo con más deseo, con más ímpetu.

- Así es como lo quiero siempre esclavo, no solo cuando estes excitado.

Sofia disfrutaba de las lamidas de su perro, él estaba completamente entregado y ella lo tenía donde quería, se sentía bien y muy complacida, todo salía como ella deseaba.

- Te gustan mis pies perrito?

- Mucho mi Señora Sofia, le respondía el sin dejar de lamer y besar aquellos pies.

- Es suficiente Pablo, sigue de rodillas pero ponte recto, la espalda recta y tienes solo unos pocos minutos para correrte, debes hacerlo en ese platito que has traído de la cocina, pasados esos minutos te nuevo te encerrare en tu jaula y ya deberás esperar a que te nuevo te conceda el ser ordeñado.

Lo has entendido bien?

- Si mi Señora Sofia.

- Pues ya estas tardando.

Pablo se cogió la polla que casi estaba erecta y empezó a masturbarse, tenías muchos deseos de correrse, había acumulado mucha excitación y necesitaba aliviarse.

Sofia se encendió un pitillo y mientras se lo fumaba lo miraba, él lo estaba disfrutando y no dejaba de pajearse, se había puesto un fuerte ritmo y su polla parecía querer explotar aunque aguantaba sin que él así lo quisiese, Sofia sintió cierta ternura o compasión por él y decidió ayudarle un poco motivándole, entendía que los nervios le estaban jugando una mala pasada y por tanto deseo de correrse no se corría, así que acerco su boca a la de su sumiso y con un dedo le indico que la abriese, el sin dejar de tocarse la abrió y ella escupió varias veces dentro de ella para después indicarle que podía cerrarla y tragar, mientras lo hacía con su mano le acariciaba el pecho y llegando a sus pezones los agarraba y los estiraba, los pellizcaba fuerte y retorcía, a Pablo esto le encendía mucho más y cuando estaba retorciéndole realmente fuerte uno de sus pezones el agarro el plato y exploto en una descomunal corrida en la que empezó a soltar semen en el plato, quizás semen acumulado de tiempo, mientras su cuerpo se retorcía de placer y Sofia no dejaba de retorcerle el pezón.

Pablo estuvo depositando su leche en el plato y era una buena cantidad.

- Esta todo o aun puedes escurrirte un poco más perrito?

- No mi Señora Sofia, es todo, respondió Pablo apretando su polla para sacar la última gota de semen.

- Muy bien, pues ya no te toques más, ahora coge el plato y trágate toda tu corrida, no vamos a desperdiciar un alimento especial como ese para mi cachorro.

Pablo que aunque ya había tragado su semen en otras ocasiones puso el plato delante de su cara y aquella cantidad y su espesor le ...