La Herencia (cap.3) - Relatos Eróticos

La Herencia (cap.3)

... le costó solo un instante reaccionar y abrir su boca para recibir la lengua de ella y dejarla que explorase la boca del sumiso y jugase como quisiese.

Su Ama Cristina no era una Domina que le gustase dar besos, solo alguno le había dado a Pablo y desde luego ningún beso de pasión como el que estaba recibiendo el ahora, aunque sí que la había visto besar apasionadamente cuando llevaba a alguno de sus amantes a follarsela a casa, a ellos sí que les daba unos besos muy apasionados y lujuriosos.

- Ahora ya sabes que soy una Domina a la que le gusta mucho besar, lo digo porque te he visto sorprendido, pero tranquilo, no menos que todos los sumisos cuando les beso por primera vez, te usare también para besarte, es algo que me gusta y tu boca además de pertenecerme como todo tú, también me gusta, así que la usare cuando me apetezca.

- Gracias mi Señora Sofia.

- Ahora voy a darte un premio porque te has portado muy bien soportando el castigo, entiendo que te ha gustado recibir disciplina ya que tu polla ha reaccionado positivamente y eso me agrada, ya sabes que tendrás diariamente sesiones solo de disciplina, es algo que me encanta y que te proporcionare bastante en tu periodo de adiestramiento.

Sofia se encendió un cigarrillo tranquilamente mientras Pablo estaba nervioso pensando en cual sería el premio al que se había referido su Ama que le iba a dar.

- Ven aquí cachorrito, acércate a mí, le dijo Sofia a Pablo.

Entonces levanto uno de sus brazos y le dijo.

- Lámeme la axila, dame placer con tu lengua, este es tu premio perrito, aprender otro de mis sabores.

Házmelo bien, me ha sudado al abofetearte y lo quiero bien limpio.

Pablo se lanzó como un loco con la lengua fuera a por aquella axila de su Ama, deseaba lamerla toda, quedarse con aquel sabor del sudor de su Dueña, pero en vez de mostrar su ansiedad y excitación por lamer su axila comenzó dándole besos a toda ella, después pasaba su lengua lentamente, la recorría entera, llenaba su lengua y su boca de aquel sabor y ese sudor que lo quería todo para él, lamia cuidadosamente los bordes y volvía a empezar.

Sofia disfrutaba de la destreza de su nuevo esclavo con la lengua y en esas zonas del cuerpo quizás no tan habituales, disfrutaba de su labor y sonreía del poder que le estaba dando Pablo.

Le tiro de la oreja y le dejo la cara frente a ella, le indico que abriese la boca y acercándole su cigarrillo le echo en ella toda la ceniza, el espero y ella complacida le hizo una indicación para que cerrase la boca y tragase, después le escupió un par de veces para que su boca quedase limpia y levanto el otro brazo.

- Ahora al otro brazo cachorrito, quítame todo el sudor, pero sobre todo dame placer.

Pablo obedeció y con su lengua hizo exactamente lo mismo que había hecho en la otra axila, ella volvía a disfrutar y estaba muy feliz con la nueva adquisición, preveía que la haría pasar muy buenos momentos.

Cuando se sintió complacida del servicio de su perro en ambas ...