1. Keya La granja de Silvia. Cap.17


    Fecha: 28/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JorgeDom, Fuente: TodoRelatos

    ... ahorraron elogios sobre el porte de ese animal, y Keya sintió una mezcla de celos y admiración difícil de digerir. Silvia no dejaba de mirarla…
    
    - Bueno Jorge, me alegra que te guste mi yegua ¿Porque no llevas a tu potranquita al taller, así la mido bien? Eso sí. Todavía tiene la ropa puesta. En serio te salió timidita - dijo Silvia con una pizca de desdén.
    
    Keya acuso el impacto de las calificaciones, pero es verdad que ella estaba a años luz de ser como Truena. A una mirada de Jorge entendió que tenía que sacarse el vestidito, el corpiño y las sandalias.
    
    - Bien. Así está mucho mejor - dijo Silvia mirándola divertidamente. Cada acto de Silvia empequeñecía más a Keya, que dudaba estar a la altura de las circunstancias.
    
    Cuando entraron al taller, lo que más le llamo la atención a Keya fue una colección de rebenques, fustas, látigos, y varas de los más variados largos y anchos, todos disponibles y a la mano. Luego de eso distintos aperos, y herramientas de las que ella desconocía el uso. En el medio del taller un banco, de dos metros de largo sin nada sobre. De ese banco, prontamente conocería la finalidad.
    
    - Pongan a la yegua arriba del banco -pidió Silvia a los primos, con lo que tuvo a Keya a su entera disposición.
    
    - Abrí las patas yegua - fue la primera orden de Silvia que Keya cumplió prontamente, luego de eso la experta mujer, ancló en la mesa, dos bloques de madera entre las rodillas para evitar que la yegua volviera a cerrar las patas.
    
    Lo próximo que hizo Silvia fue una coleta, uniendo el pelo de Keya y una soga con una argolla del otro extremo, luego de eso agarró un gancho anal, y previo envaselinado, se lo metió en el culo, uniendo el otro extremo a la argolla de la coleta.
    
    Keya se sentía totalmente indefensa. El gancho tiraba de su culo y lo tirante de la soga le hacía subir la cabeza y arquear el lomo. Sus rodillas estaban separadas permitiendo el acceso a cualquiera de sus agujeros. Noto que a Silvia solo le había llevado menos de un minuto hacerle todo eso.
    
    Luego de inmovilizar a la yegua, Silvia se puso a la tarea de medirla. Keya fue escrupulosamente medida para sus aperos como ni el mejor sastre hubiera podido hacerlo. Desde el ancho y apertura de su boca, hasta el diámetro de sus tobillos, pasando por absolutamente todas sus partes intermedias. Silvia no hubiera tenido nada que envidiarle a aquellos meticulosos sastres de la isla donde Gulliver fue a dar en uno de sus viajes.
    
    Una vez finalizadas las medidas externas, Silvia trajo dos espéculos ginecológicos cilíndricos de metal, para medir la apertura de la concha y el culo de la yegua, y un cilindro ideado por ella para dar cuenta de la profundidad de ambos orificios.
    
    Keya fue liberada del gancho anal, colocada su cabeza en un almohadón, y sus brazos bajo su mentón. La medición iba a tomar su tiempo y era necesario que la bestia estuviera cómoda.
    
    Ante lo traumático de la inspección, Silvia considero necesario advertir a la yegua
    
    - Bueno ...
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