Keya La granja de Silvia. Cap.17 - Relatos Eróticos

Keya La granja de Silvia. Cap.17

Keya 17

La granja de Silvia

Fiel a su promesa, Keya fue casi todos los días a hacer sus tareas en la habitación de don Joaquín, y muchas veces se quedaba a dormir con él, en una especie de luna de miel.

El ritmo sexual de Keya en todo ese tiempo fue particularmente intenso, por un lado con Jorge y Tomy, a veces juntos y a veces separados, y por el otro con don Joaquín, con lo que diariamente la hembra acumulaba varias cogidas y sesiones de cinto o rebenque, aunque esto último se alternaban implícitamente entre todos, no sea cosa que el cuero de la hembra se arruinada con el uso. Keya ya admitía tranquilamente por concha y culo a todos sus machos, incluso ya le pedía a don Joaquín que se la meta torcida por el culo, ya que el dolor también la calentaba mucho. Así y todo, el cuidado que pusieron todos en abrirla, permitió que sus agujeros permanecieras firmes y sin lesiones.

Keya estaba comiendo más que antes para soportar ese ritmo endiablado, y Tomy la llevaba a su gimnasio, donde le hacía seguir escrupulosamente una rutina de piernas agotadora. No fuera cosa que la yegua empezara a engordar. Por el contrario, Keya lucia cada vez más musculosa y espectacular.

Las sesiones de doma con Keya ensillada, fueron persistentes, sobre todo porque su dueño no podía permitir que otro macho monopolizara su atención, asi que Keya era ensillada y enculada día por medio, por su dueño, y también por Tomy, quien se había convertido en un jinete sustituto muy apreciado por las calenturas de la yegua.

Realmente ese periodo en el hotel fue el paraíso de Keya, y por supuesto de sus machos, pero como todo paraíso tiene un final, su dueño estimo que los recursos de los que disponían para la doma se habían agotado, y era necesario pasar al siguiente nivel.

El siguiente nivel era la granja de Silvia.

Luego de ponerse de acuerdo con don Joaquín, los primos decidieron llevar a Keya a la granja. Don Joaquín no iba a acompañar a Keya, pero se aseguró una última noche con la hembra que le robaba los pensamientos desde hacía bastante tiempo. Esa noche, por recomendación de Jorge, Keya no fue cinteada, pero si cogida por todos y cada uno de sus entrenados agujeros. Todo le fue permitido y ofrecido al don, por parte de su sumisa mucama, para luego dormir protegida en los brazos del maduro macho.

A la mañana, Keya se despidió de su don con una mamada profunda y algunas lagrimitas, por todo el tiempo que iba a extrañar esa habitación.

El trayecto hasta la granja era de aproximadamente media hora. El predio estaba a salvo de presencias indiscretas, contaba con aproximadamente 10 hectáreas arboladas, una casa, y un establo bastante grande, según informaba Jorge

Apenas cruzaron la cerca, Keya miraba atentamente tratando de obtener información de primera mano sobre la tan mentada granja, pero salvo algunos caballos y un par de peones, no parecía haber nada extraño en el lugar.

Cuando llegaron a la casa, salió una sirvienta a recibirlos y a ...