1. Cosas del embarazo


    Fecha: 24/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: LilithDuran, Fuente: TodoRelatos

    ... el mullido colchón, el bebé empezaba a pesar.
    
    —¿Era hoy la consulta? —escuchaba como Pablo metía todo en la lavadora.
    
    —¡No! —el sarcasmo se notó desde la distancia— Solo fui a pasear un rato al hospital. Me gusta el olor a enfermo.
    
    —¿Qué te dijo? ¿Todo bien? —Pablo estaba acostumbrado a hacer caso omiso de esos comentarios.
    
    —Exacto, el pequeño está de maravilla, pero la madre, no tanto… —dejó unos segundos de intriga, la que siempre ponía cuando tenía que contar algo.
    
    —¿Pasa algo? —el hombre apareció por la puerta con el cubo de la ropa sucia para dejarlo en su lugar.
    
    —¡La madre… que está muy necesitada de follar! —se tumbó en la cama, relajando la espalda donde comenzaba a notar ligeros pinchazos.
    
    —Eva, no empecemos. Ya sabes… no… no me apetece… —depositó el cubo y miró a su mujer desde un lado de la cama.
    
    —¡Pablo, hijo mío! ¡Que no le vas a dar con la polla cuando la metas! —se cruzó de brazos y de piernas en la cama, cómo la molestaba aquella excusa. Sus pechos se apretaron entre sus brazos, no le gustaba lo que habían crecido y menos, cuando sintió algo húmedo en su sujetador. Esa tarde no se había puesto los discos absorbentes, no creía que fuera a manchar en el camino de ida y vuelta al médico, pero cada vez sacaba más leche.
    
    —Me da cosa, cariño, solo son unos meses, luego ya lo haremos cuanto quieras.
    
    —Cuando tengamos un niño pequeño todo el rato entre nosotros, ya verás cuanto lo hacemos… —pensó en levantarse y ponerse el pijama, pero la iba a costar, por lo que prefirió estar tumbada y enfadada— Nerea y Mikel, follan a cuentagotas.
    
    —Bueno… prefiero no hablar de ello, si te encuentras bien de todo lo demás, me vale.
    
    Era la forma en la que su marido acababa las conversaciones. Eva se giró dándole la espalda y quedándose tumbada en la cama. Tenía el ceño fruncido y el rostro contraído en una mueca de enfado, no le apetecía discutir, aunque tampoco disimularlo. Desde que parecía haberse tragado una pelota de Pilates, únicamente, le apetecía el sexo y laschuches, nada más.
    
    —Voy a ir a tomar algo con los chicos, y ya de paso traigo la cena. ¿Te apetece algo en concreto? —se deshizo de la bata calentita que ella le regaló en navidades y la cambió por una chaqueta.
    
    —¡Oh, sí…, Pablo! ¡Claro que me apetece algo de cenar…! Pero no me lo vas a dar… —con aquel todo de niña caprichosa, Pablo pensaba que en poco tiempo no tendría un bebé en casa, sino dos.
    
    —¿Vas a seguir así hasta que se acabe el embarazo?
    
    —¡Por supuesto! —gritó enfurruñada como una niña pequeña.
    
    El hombre se marchó con un simple hasta luego, sin recibir ninguna respuesta de su mujer, que se mantuvo tumbada en la cama preguntándose por qué su marido no la entendía. No le estaba pidiendo nada del otro mundo, ni siquiera un triste polvo, una masturbación, una comida allí abajo o, básicamente, que le metiera la puntita, con eso sería feliz.
    
    Sin embargo, como el mismo decía, le daba “cosa” y no lo iba a hacer. Eva se comenzaba a ...
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