1. Un verano en Cachagua.


    Fecha: 21/07/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... …
    
    —Ya tía … ahora regreso …
    
    Debo decir que la rapidez mental del chico me dejo asombrada, su solución resultaba exitosa. No había manchado ni ensuciado nada y estaba enjuagando mi cuerpo con agua tibia. Lo escucho cuando regresa con el otro tiesto de agua, estoy girada hacia el muro y el vierte un poco de agua sobre mi espalda, lo que elimina los residuos de jabón y espuma sobre mi piel, lo siento que se acerca a mi cuerpo desde atrás ¡¡¡Oh, Dios mío!!! ¡¡Está desnudo!! Trato de fingir de que no me he dado cuenta de su desnudez, pone sus manos en mis caderas, me acaricia y comienza a besar tiernamente mis hombros, mi cuello, mis lóbulos. Ya no puedo fingir y trato de imaginar una salida a esta incómoda situación y no me queda más que gritar:
    
    —¡¡Andrés!! … ¿¿Qué haces?? … ¡¡Basta!! … ¡¡Detente!! … ¡¡Soy tú tía!! …
    
    —Tía eres la mujer más hermosa que jamás haya visto … por favor déjate acariciar … solo un poco … luego me iré … Lo juro …
    
    Mientras habla continua a besar mi cuello y a morder mis lóbulos, sus manos aferran mis caderas y me tira hacia su cuerpo, siento una cosa dura y larga entre mis glúteos, es su pene, muy desarrollado para su escasa edad. Mi cuerpo comienza a traicionarme y empujo mi trasero sobre su verga, luego reacciono y me alejo decididamente, me preparo a rechazarlo. Siento que mete su mano en mis bragas y separa mis labios excitados, empiezo a sentir las mismas sensaciones de la noche anterior, aprieto mis muslos gimiendo al contacto de sus dedos con mi clítoris, no puedo mantener la palangana con agua y la dejo caer al piso, él se sobresalta y yo aprovecho de reaccionar:
    
    —¡Déjame! … ¡Qué te has creído! … ¡Eres un sucio cobarde! … ¡Detente ahora! … ¡Te aprovechas porque estamos solos en casa! …
    
    Pero me sostiene firmemente en sus brazos y aprieta mis senos, con la otra mano acaricia mis pezones que se han endurecido, gimo y lucho por liberarme, pero mi coño rezuma fluidos y siento como se contrae placenteramente ante las caricias a mis sensibles bubis. Trato de inclinar mi cabeza para morder el brazo que me atenaza contra su pecho, pero al agacharme su pene se enfila entre mis nalgas y se desliza en medio a mis muslos y roza los labios de mi coño depilado. Instintivamente mis piernas se separan para dar espacio a ese miembro intruso.
    
    —¡Andrés, por favor … no! … ¡Aaahhh! … ¡Soy tú tía! … ¡No puedes! … ¡Hmmmmm! … ¡Vete! … ¡Oooohhhh! … ¡Hmmmmm! …
    
    Mis plañidos se mezclaban a quejidos y gemidos de estremecimiento que en vez de disuadirlo, parecía infundir más calentura en él, lo que resultaba en que su pene crecía y vibraba más en medio a los mojados labios de mi conchita aún cubierta con mí slip, pero eso no iba a durar, como con un gesto de prestidigitación, extraordinaria y sorprendente mis bragas dejaron de interponerse entre mi coño y su pija, habían desaparecido, entonces la punta de su pene empujó mis encharcados labios deliciosamente.
    
    —Tía hermosa … tía …
    
    Él gime mientras mueve su pelvis ...
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